lekaroz - El pasado viernes se abrió la temporada de sidrerías en Navarra. El primer txotx se realizó en la sidrería Linddurrenborda de Lesaka, y el encargado de abrir la nueva campaña fue el presentador Julian Iantzi, que jugaba en casa. Linddurrenborda es -junto a Behetxonea, de Beruete; Martitxonea, de Aldaz; Toki-Alai, de Lekunberri; y Larraldea, de Lekaroz- miembro de la Asociación de Productores de Sidra de Navarra Dolarea (lagar). Las cinco sidrerías forman la asociación, y cada año organizan la apertura del txotx en una sidrería distinta. Entre las cinco, Larraldea es la más veterana: lleva 26 años en funcionamiento. Y a cargo de ella, a pie de barrica o de parrilla, está Jesús Ángel García.

Casualmente, hoy en día es el presidente de la Asociación, cargo que desempeñan todos y cada uno de los miembros, cuando les toca, como comenta él, aunque el funcionamiento del mismo es asambleario. García recuerda los comienzos de aquel proyecto con orgullo. Empezó a interesarse por los manzanos y por las diferentes variedades para, en principio, plantarlos para él, porque quería producir sidra para consumo propio. Junto con otros compañeros, estudió diferentes variedades e incluso recuperaron alguna en vías de extinción, como la variedad Narbarteko gorria, bautizada por ellos, porque no tenía nombre, y nombrada así porque fue hallada en el término municipal de Narbarte, en Bertizarana.

Ahí comenzó todo, la producción propia derivó en una sidrería, Larraldea, fundada por Jesús Ángel y su socio Gregorio. Era el año 1993. Desde hace 10 años, García regenta en solitario el negocio.

Los Comienzos Este lekaroztarra, originario de Aoiz, de donde marchó hace 34 años, comenzaba así un nuevo camino, novedoso en Navarra y en Baztan. Bien es cierto que desde hace siglos Baztan y sus alrededores han sido tierras donde se ha producido mucha sidra, pero una sidrería como las que se conocían en Gipuzkoa, por ejemplo, no había.

Como el camino que va desde el pueblo de Lekaroz a la sidrería Larraldea -que está a pocos minutos en un alto, con vistas magníficas-, los comienzos no fueron fáciles, pues todo estaba por hacer. La perseverancia y el trabajo diario ha hecho que Jesús Ángel y Larraldea sigan abriendo sus puertas para hacer gozar con sus caldos y sus viandas a los clientes, que disfrutan cada vez que visitan la sidrería. García no se queja de cómo le va. Como comenta, “todos estos años, empezamos y acabamos el año”.

La sidrería abre sus puertas de enero hasta mayo, en la temporada típica. Además, comercializa su sidra, 100% ecológica, una vez embotellada. En Larraldea, como en las demás sidrerías de la asociación Dolarea, se produce la sidra artesana de ciclo cerrado, que incluye todo el proceso, desde el cultivo de la manzana y su procesado hasta el embotellado y la venta de sidra.

Jesús Ángel tiene sus propias plantaciones de manzanos, en total 27 variedades diferentes, de las que utiliza 24 o 25 para la elaboración de la sidra. Reconoce que este no ha sido año de manzanas, por lo menos de la mayoría de las variedades. El lekaroztarra comenta que normalmente los manzanos dan mucha fruta un año (caso del año pasado, le sobró manzana) y al siguiente la cosecha es menor, como este año. El cambio climático, comenta, está influyendo en la recogida de las manzanas. Los primeros años, empezaban a recoger la manzana a partir del 12 de octubre. El primer año, por ejemplo, el 25 de noviembre todavía tenía 5.000 kilos de manzana por prensar. Lo recuerda perfectamente, no sólo porque era el primer año, sino porque justo entonces nació su hijo Urko. Se puede decir que Urko, en vez de traer un pan debajo del brazo, trajo cinco toneladas de manzanas.

Este año para el 15 de septiembre estaban recogiéndolas. Cuatro meses después, la sidra ya está lista, esperando en las barricas de madera y en los tanques inoxidables. En Larraldea tienen 50% de cada. Comenta García que la sidra de este año tiene más cuerpo que la del año pasado, y para su gusto, está buena. “Veremos cómo evoluciona”, porque “la sidra está viva, es una fermentación natural y sigue evolucionando”.

La producción total de la asociación Dolarea no suele variar, cada año producen alrededor de 250.000 litros de sidra, que ya está dispuesta para degustar en las cinco sidrerías. Luego vendrá la época de embotellarla. La mejor manera de constatar la calidad, el cuerpo, la frescura o el sabor de la sidra, sin duda, es ir a probarla, y desde el viernes ya es posible.

En el caso de Larraldea, el 2 de febrero puede ser una buena opción, ya que los jóvenes de Lekaroz han organizado una cena con los bertsolaris Haritz Mujika, Jon Maia y Xabier Maia. Los tickets están a la venta en los bares Intza de Elizondo y Zubi Punta de Erratzu. No hay excusa.