Hace casi un año desde que Jesús Ángel García decidió cerrar las puertas de la sidrería Larraldea, den Lekaroz, un día antes de que se decretara el estado de alarma y por consiguiente, el cierre de todas las actividades declaradas no esenciales. Cincuenta semanas más tarde, por fin, este sábado ha podido abrir las puertas de su establecimiento, con ganas, ilusión y bastante incertidumbre, "abrimos, pero sin saber si nos dejarán mantenerla abierta hasta el final de la temporada", señala. Y es que el año pasado, si bien pudieron comenzar la temporada como siempre, cuando empezaba la temporada alta, hacia primavera, tuvieron que echar el cierre. Fue un duro golpe para todo el mundo, también para la sidrería. Curiosamente el año pasado Larraldea fue la encargada de abrir la temporada de txotx. Es una de las cinco sidrerías, la más veterana, que componen la Asociación de Productores de Sidra de Navarra Dolarea (lagar), junto a Linddurrenborda, de Lesaka; Behetxonea, de Beruete; Martitxonea, de Aldaz, y Toki-Alai, de Lekunberri. En ellas se produce la llamada "sidra artesana de ciclo cerrado", que incluye todo el proceso, desde el cultivo de la manzana y su procesado hasta el embotellado y la venta de la sidra. Cada año, una de las cinco sidrerías se encarga de organizar el primer txotx de la temporada, que da el pistoletazo de salida a la temporada sidrera. Este año no se pudo empezar la temporada como siempre en enero, pero tenían todo preparado para celebrar el primer txotx el 23 de febrero en la sidrería Toki-Alai, pero el cierre de la hostelería lo imposibilitó. Han pospuesto el acto hasta el año que viene, "porque con las medidas que hay tampoco tiene mucho sentido".

AÑO DIFÍCIL El último año ha sido difícil, "el peor que he conocido", señala García, que lleva 28 años al frente de la sidrería, inaugurada en 1993. "Ha habido otras crisis, la que sufrimos todos hace una docena de años, y otra que también nos afectó, la de las vacas locas", aunque reconoce que esta está siendo mucho mayor. Al cierre de la sidrería hay que sumarle el descenso de la venta de sidra embotellada, "la sidra se bebe en compañía", comenta, y "el pasado año no ha habido fiestas", además," los bares y restaurantes han estado cerrados o semicerrados, por lo que la venta ha sido muy inferior a otros años", lamenta.

Lejos de lamentarse, Jesús Ángel mira hacia adelante y se centra en la temporada sidrera, que comenzó ayer y que espera poder trabajar bien, "dentro de lo que se puede", pues el aforo limitado del interior de la sidrería al 30 % da para 32 comensales. Además, únicamente ofrecerán servicio de comida "porque para las 21.00 horas el local tiene que estar desalojado, que es más o menos la hora en que la gente suele venir a cenar". Otro de los cambios de este año es que se elimina el txotx tradicional, pues solamente se podrá beber sidra en la mesa. En vez de levantarse todos y reunirse en torno a la cuba, habrá que coger el vaso o la jarra, llenarla y volver a la mesa para beber. Es diferente a lo que estamos acostumbrados ahora, pero no es algo nuevo, "antes se hacía así, se llenaba la jarra y se bebía en la mesa", señala García.

La sidrería, normalmente, abre sus puertas de enero hasta finales de junio, pero este año no descarta mantenerla abierta más tiempo, porque han empezado casi mes y medio más tarde. Aunque tampoco puede tenerla abierta todo el año, "porque se juntan otros trabajos, hay que limpiar las cubas, está el periodo de fabricación, y para finales de agosto tengo que tener todo en marcha para empezar a recoger la manzana", apunta.

LA SIDRA En la de Lekaroz, como en las demás sidrerías de la asociación Dolarea, se produce la sidra artesana de ciclo cerrado, que incluye todo el proceso, desde el cultivo de la manzana y su procesado hasta el embotellado y la venta de sidra. En el caso de Larraldea, produce todo en ecológico, con manzana autóctona. Este año sus manzanos no han producido toda la fruta necesaria, por lo que ha traído manzana de Izpura, donde también producen en ecológico, "los manzanos dan mucha fruta un año y al siguiente la cosecha es menor, y con el de Izpura, justo nos pasa lo contrario, por lo que nos compenetramos muy bien", señala García, sonriente. Este año ha producido alrededor de 20.000 litros de sidra, "que está muy bien, se nota que es manzana de aquí". Además, al retrasarse la apertura de la temporada, la sidra ha tenido más tiempo para coger más cuerpo, por lo que está lista para beberla. Ahora solamente falta que la gente acuda a la sidrería a probarla, de manera diferente a otros años, pero con la misma gana, que no falta, como atestigua el hecho de que el local estaba completo el sábado. Lleno de gente que echaba en falta el menú de sidrería y el néctar de las manzanas.