Ana Mari Marín recibió ayer un "humilde pero sentido homenaje", tal y como recalcó el Presidente de la Fundación Ciga, Pello Fernández Oyaregui, en el evento celebrado en el abarrotado desván de Arizkunenea. Un homenaje "de corazón", como definió Salvador Martín Cruz, crítico de arte y gran amigo de la pintora, su manera de pintar: "Ana pintaba con el corazón". Lander Santamaría, que también forjó una gran amistad con Marín, ensalzó las virtudes de su persona, comprometida con el valle y con Elizondo, y leyó una carta de Pilar Oteiza, hermana de Jorge, gran compañero de Ana Mari. María José, hermana de Ana Mari también participó en el sentido homenaje.