La temporada de sidrerías comenzó ayer en Navarra, de manera diferente a otros años, pues no hubo el acto de apertura anual que suelen organizar las sidrerías que conforman Dolarea (lagar), la Asociación de Productores de Sidra de Navarra, que conforman Linddurrenborda, de Lesaka; Behetxonea, de Beruete; Martitxonea, de Aldaz, Toki-Alai, de Lekunberri; y Larraldea, de Lekaroz.

Curiosamente, Larraldea fue, hace dos años, la última en acoger el primer txotx de la temporada. El año pasado, todo estaba preparado para que Toki-Alai, recogiera el testigo para dar el pistoletazo de salida oficial a la temporada, pero en el último momento el cierre de la hostelería lo imposibilitó. Lo pospusieron, con intención de que este año sí, fuera la sidrería de Lekunberri la que acogiera el primer txotx, pero tampoco ha sido así.

De todas maneras, aunque no haya habido el tradicional acto multitudinario de apertura, las cinco sidrerías que conforman Dolarea abrieron ayer sus puertas de par en par, dispuestas a acoger a toda la gente que tenga ganas de probar la nueva sidra, junto al exquisito menú típico de los templos de la sidra.

En Larraldea, la temporada empezó bastante tranquila. Ayer al mediodía varias familias y cuadrillas se acercaron a comer. Para la noche tenían más reservas. Jesús Ángel García, que abrió la sidrería Larraldea hace 29 años, señalaba que "todavía la gente tiene miedo".

Una de las que no quiso perderse el comienzo de la temporada fue la txantreana Mari Illarregi, que junto a su familia ya varios amigos disfrutó de la comida, la sidra, y una buena sobremesa, acompañada de la trikitixa. "Hace mucho que conocemos Larraldea, pero han pasado bastantes años desde que estuvimos la última vez".

LA SIDRA García se mostraba contento con la cosecha de este año, "la cosecha ha sido muy buena, ha habido muchísima manzana, y además ha venido en fecha", señalaba. Como ha llegado a tiempo, ha ido cosechándola poco a poco, según iba madurando, entre finales de septiembre y octubre. El clima ha sido bueno, "la manzana recogida estaba muy sana, sin gusano", lo que permite conservarla mejor, durante más tiempo. El frío también ha resultado ser un buen aliado, porque ha ayudado a que la sidra se pose, y resulte menos densa. Comenta que la sidra "está muy buena, quizás un poco más ligera que otros años, muy fácil de beber".

En Larraldea tienen a punto lo principal, la sidra, y con ello, los típicos platos que componen el menú de sidrería, dispuestos a ser engullidos por los aficionados al buen beber y al buen comer, que esperan, acudirán durante los próximos meses a esta sidrería que se encuentra en un lugar privilegiado, con unas vistas envidiables. La de Lekaroz es la sidrería más veterana de las que conforman Dolarea. En funcionamiento desde hace 29 años, tiene una larga trayectoria, un buen poso, con mucha experiencia adquirida, aunque ahora mismo factores externos al trabajo de la sidrería condicionan su trabajo, como el coronavirus. "Está afectando mucho, está claro". En este sentido, este año ha producido menos sidra que en años anteriores, "luego hay que vender", señala, y el año pasado, por ejemplo, fue un año pésimo para ello. "La sidra hay que beberla acompañado, y el año pasado no hubo fiestas, la hostelería no estaba abierta como siempre, las sociedades gastronómicas tampoco€", por lo que las ventas fueron muy malas. La temporada de sidrería también se vio afectada, comenzó mucho más tarde de lo habitual, y aunque en verano mantuvieron abiertas las puertas, para entonces se embotella la sidra, por lo que "no es lo mismo".

"Esperemos que este podamos trabajar bien. Es difícil que éste sea peor de lo que fue el año pasado"

Jesús Ángel GarcíaSidrería Larraldea, de Lekaroz