Parece mentira que, con la temperatura tan agradable que ha dejado la Semana Santa estos días, ya este martes -y dicen que va para largo- han conseguido instalarse, de nuevo, la lluvia y el frío en Pamplona. Nadie es ajeno al cambio climático y aunque con el mal tiempo resulta más difícil acordarse, basta hacer un poco de memoria para regresar, en época estival, a esas olas de calor cada vez más frecuentes. Y más duras, más en ciudades en las que se imponen el pavimento y el hormigón. En las que falta el verde. El Ayuntamiento de Villava, por su parte, ha querido adelantarse a ese tipo de inclemencias y trabaja ya en un proyecto innovador para implantar los llamados refugios climáticos en los que vecinos y vecinas puedan resguardarse de las altas temperaturas, adaptados para refrescarse y distribuidos en las urbes de manera planificada.

Se trata de un respiro que se podrá utilizar en cualquier época del año mediante la transformación de espacios de pavimento duro por zonas verdes de alta densidad de árboles que darán sombra para eliminar, en gran medida, el efecto “isla de calor”, cada vez más acusado en zonas en las que el cemento y las edificaciones son omnipresentes.

Es lo que sucede en la plaza de Ardantzea, ubicada entre diversas edificaciones de viviendas y dotaciones educativas, deportivas y asociativas municipales como los colegios Atargi y Lorenzo Goicoa, el polideportivo Hermanos Induráin, el instituto Pedro de Atarrabia y el centro juvenil municipal Gazteleku. Tal y como explican desde el Consistorio, el vecindario reclama zonas con vegetación, árboles, zonas de estar, así como alternativas para el uso y la socialización de los jóvenes, cuyo centro de referencia se encuentra integrado en las inmediaciones.

Unos 4.500 metros cuadrados

Es por ello que trabajan en el desarrollo, a lo largo de este año y en diferentes fases, del refugio climático Ardantzea -integrado en el proyecto Berdea-, que comprende una actuación al completo en unos 4.500 m2 de zona pavimentada, a excepción de un pequeño jardín y zona de arena junto al centro Gazteleku. El presupuesto global del proyecto para la primera fase asciende a 85.890,64 euros (IVA incluido).

Se trata de generar un espacio de vida, esgrime la memoria del proyecto, creando pequeños biotopos que alberguen y atraigan flora y fauna de interés. La sustitución por tierra, praderas y -sobre todo- por masas de arbolado de alta densidad creará amplias zonas de sombra que reducirán hasta en un 50% la temperatura en una zona que, en verano, alcanza entre los 35 y 45 grados a la altura del pavimento.

El objetivo pasa también por involucrar a todos los sectores interesados y tramos de edad, “tanto en el desarrollo de la propuesta, como en su uso posterior, aprovechando la proximidad de centros educativos, local juvenil y demanda de lugares de estancia y uso por parte de personas jubiladas”.

Y es que, tal y como avanzan, se ha recabado ya de forma positiva la adhesión de los cuatro centros de Primaria, los dos de Secundaria, el centro juvenil municipal y la asociación de jubilados/as. También se contará con el vecindario del municipio para dar a conocer este proyecto innovador a experimentar y replicar en otras zonas del municipio.