Eran poco antes de las once de la mañana cuando los participantes del Gran Prix entraban en la arena de la Plaza de Toros. Lo hacían por la puerta grande, por el callejón, equipo por equipo, como si se tratara de una final de relevos. De hecho, a pesar de que la cita no tenía tanta relevancia, se respiraba un ambiente de competitividad, aunque sin olvidar que se trataba de una jornada para pasarlo bien. “Esto es a cara de perro”, bromeaba el juez de las pruebas. Sin embargo, quizá el mayor enemigo de los participantes no fueron sus contrincantes, sino el calor. El agua y los abanicos tuvieron tanta presencia como la música y el alcohol. Incluso había un encargado de refrescar a los jóvenes con una manguera.

El Gran Prix fue la primera actividad del día de las peñas, aunque antes de esto más de uno ya se había llenado la tripa en el almuerzo celebrado en los aledaños de la misma plaza. En total participaron nueve peñas que tuvieron que batirse en seis pruebas: recogida de mazorcas, carrera de txingas, sokatira, lucha de gladiadores, baloncesto, y la más temida de todas, la barredora, que enfadó a mas de uno porque “había tongo”. Pero todos parecían tener claro cuál era el objetivo del día. “Hoy hay que pasarlo bien en compañía y aprovechar para conocer a gente de otras peñas”, afirmaron Irina Oscáriz y María Terrón, socias de la peña Los de Bronce. Lo mismo dijeron Iñigo Andonegi, Pedro López y Cristina Arraiza, miembros de la peña Donibane, aunque añadieron jocosos que también habían venido a ganar. Sin embargo, finalmente no fueron ellos quienes se llevaron el triunfo, sino la agrupación que formaron para la cita la peña Irrintzi y la Armonía Txantreana.

En lo que sí que se impuso la peña Donibane, por tercer año consecutivo además, fue en el concurso de calderetes. “El objetivo es disfrutar del día todos juntos y pasarlo bien”, comentó Josu López, autor de este plato, antes de conocer su victoria. Coincidía con él Vanesa González, de la peña Los del Bronce, que explicó que se iban a juntar 28 para comer, “con txikis y todo”.

ambiente presanferminero Aunque algunos todavía no han sacado la ropa blanca del armario, otros acudieron al día de las peñas con el pañuelico ya atado al cuello. ”Se trata de un día para ir calentando motores para San Fermín”, dijeron Uxue Baqué y Amaia Ciganda, de la peña Alegría, mientras se tomaban una caña para soportar el calor. Lo mismo comentaron Aitor Hernández, también de Alegría, Irune Bueno, de la peña Irrintzi, y Amaia Fabo, de la Irrintzi y de la Única. A pesar se ser miembros de diferentes peñas, son amigos de toda la vida. Ayer no participaron en los juegos, pero sí que se aceraron a ver el ambiente y a pasar la mañana. “¡Bua!”, suspiró Irune sin poder poner palabras a las ganas que tenía para que lleguen por fin las fiestas. Mientras tanto, Aitor se quejó con pena de que no podrá disfrutar demasiado porque tiene que trabajar.

Pero los ánimos de los pamploneses no fueron lo único que ayer recordaba a San Fermín, sino también la txaranga, que llegó a la avenida Roncesvalles tras una kalejira por las calles de Pamplona. Allí se unió al grupo de dantzaris txikis de Duguna, que bailaron Lapurdiko makildantza y Cortes con unos trajes típicos de Iparralde, y a la presentación de las pancartas de cada peña. Este año se han vuelto a repetir los temas clásicos como Osasuna, la crítica política y las propias fiestas de San Fermín, aunque eso no ha hecho que el público no tenga sus favoritas. “Son originales porque hacen uso del humor pero todas utilizan los mismos mensajes. Aun así, algunas están técnicamente mucho mejor que otras. La que más me ha gustado es la de Oroz, porque dibuja muy bien”, comentaba Isabel Urdániz, una vecina de Pamplona. Así se refería a la pancarta de la peña Irrintzi, hecha por el dibujante pamplonés César Oroz. Sin embargo, otros se quedaban con la de la peña Sanduzelai, ya que les parecía la más diferente en cuanto a estilo.

En la misma calle Roncesvalles, rodeado de pancartas y dantzaris, el cantautor Fermín Balentzia recibió el premio Txupin Etxepare a las 13.00 horas. Fue un acto emotivo que arrancó las lágrimas a más de uno, especialmente cuando cantó parte de la canción dedicada a Germán Rodríguez, asesinado por la Guardia Civil el 8 de julio de 1978. Sin embargo, las lágrimas se secaron pronto y a las 14.30 se dio paso a la comida popular que se celebró junto a la Plaza de Toros y en la que se probaron los calderetes preparados para el concurso. Ya con las pilas recargadas, el grupo de música Trikiteens se encargó de que el ambiente no decayera en la sobremesa a base de versiones de canciones populares bien conocidas por todos. Estos dieron paso a una verbena con Muxutrok, que dio por finalizada la jornada oficial a las 00:30 horas, aunque muchos continuaron la fiesta por su cuenta.

Zaporeak

Fiesta y solidaridad

Entre la música y el jolgorio, las peñas también se acordaron de hacer un hueco a la solidaridad de la mano de Zaporeak. Esta organización vasca lleva desde marzo de 2016 cocinando para personas refugiadas en Grecia, tanto en las islas (Quíos y Lesbos) como en la capital, Atenas. Desde entonces ha preparado más de un millón de raciones gracias a la ayuda de más de 500 voluntarios. Ahora mismo tienen la cocina asentada en Lesbos, donde cada día preparan 1.300 comidas para el campo de Moria, el más grande toda Grecia en este momento. “Los participantes en el Gran Prix, en lugar de pagar una pequeña entrada como se hacía antes, pueden donarnos un kilo de comida seca, que no tenga fecha de caducidad inmediata, de manera voluntaria. Bueno, en realidad puede hacerlo quien quiera”, explicó Mariano Galarza, miembro de Zaporeak. Además de esto, también instalaron un puesto de venta de ropa e hicieron algunos pintxos en el vermut para lograr financiación. El calor hizo que la recolecta fuera más floja que otros años, pero Mariano recordaba que “el objetivo principal de la jornada no es sacar dinero, sino darnos a conocer y seguir mandando el mensaje a la sociedad del problema que sigue existiendo con los refugiados, y que no nos olvidemos todos de que ese problema existe y de que hay que echar una mano con lo que se pueda”.