- Llevar trabajando en los últimos 10 años en el Teléfono de la Esperanza de Navarra es sinónimo de haber tenido una cantidad considerable de experiencias vitales y profesionales muy particulares, la mayoría relacionadas con personas en situaciones graves y urgentes, crisis psíquicas, personales, familiares o psicosociales. Asegura que el equilibrio para hacer frente a esa dura realidad que vive a diario se encuentra en saber recibir y saber dar, en su justa proporción; de lo contrario no le resultaría sencillo ayudar a los que llaman a su asociación pidiendo auxilio, a veces como último recurso.

Alfonso Echávarri Gorricho, director técnico del Teléfono de la Esperanza, acaba de presentar su tercer libro después de publicar Marta ya no se acuerda y La caja azul de los recuerdos, donde mostraba una reflexión sobre el duelo a través de un personaje que había perdido a su mujer y cómo el respeto a la dignidad de la vida de quien ya no está permite seguir adelante.

Mañana despertaré plantea otro enfoque con las experiencias de varios personajes que se enfrentan directamente a la muerte desde la cama de una UCI. Un protagonista que busca un motivo para seguir viviendo es el hilo conductor que el autor aprovecha para trasladar al lector a varios escenarios de un centro hospitalario con personajes de perfiles y casuísticas distintas.

Echávarri -psicólogo, biólogo y profesor asociado de la Universidad de Navarra- aseguró ayer que el objeto prioritario del libro es "provocar una reflexión y movimiento" para esas personas que se quedan "ancladas en el pasado o que no encuentran motivos para seguir viviendo. En el fondo es una reflexión sobre qué es vivir y qué es morir, es una ayuda para despertar".

Algunas de las experiencias que ha vivido en primera persona en el Teléfono de la Esperanza se trasladan al libro. "Trabajo con personas que no saben que quieren vivir. Hay algunos que no quieren dejar de vivir, sólo quieren dejar de sufrir" reflexionó sobre la problemática de los suicidios.

Se felicita de que los suicidios ya no sean un tema tabú en los medios de comunicación ni en la sociedad como sucedía no hace demasiado tiempo, ya que considera que este tipo de noticias, sin que contengan demasiados detalles concretos, pueden ayudar a personas que están en ese proceso. "Alguien que atraviesa por una crisis vital y lee esta información puede que le haga comunicar qué le está sucediendo. Es posible que se lo piense antes de llevar a cabo el suicidio. No es fácil de asumir cuando sucede, porque a veces te quedas con la sensación de que podías haber hecho algo más. Nunca tienen una única causa, pero siempre hay un detonante detrás de un suicidio".

En el Teléfono de la Esperanza de Navarra atienden anualmente a unas 10.000 personas, de las que un centenar son asistidas presencialmente y de forma gratuita en la sede que la asociación dispone en la calle San Blas en la Rochapea. El teléfono 948 24 30 40 funciona durante 24 horas al día, los 365 días al año gracias a un equipo de voluntarios -130 personas, con edades comprendidas entre 23 y 80 años- que reciben un curso de formación de un año de duración antes de estar preparados. "Son nuestro principal activo, sin lugar a dudas", comentó Echávarri.

Al otro lado de la línea telefónica, este personal cualificado se encarga de atender las llamadas e intentar ayudar a solucionar los problemas, respetando el anonimato y la confidencialidad. "Su trabajo es fundamental porque deben hacer frente a situaciones muy delicadas con sumo cuidado y tacto".

La asociación lleva 42 años instalada en Pamplona, donde disponen en estos momentos de 4 programas: intervención en crisis, donde se incluye la orientación telefónica, la atención psicológica y los talleres; la promoción de la salud emocional y el área de formación.

Según comentó Echávarri, el departamento de atención psicológica es uno de los recursos más demandados en la entidad y los programas de desarrollo personal se han duplicado en los últimos años para dar cabida a todas las personas que desean trabajar en su propio desarrollo.

El Teléfono de la Esperanza cuenta con 30 sedes en el Estado español y con presencia en otros países, como Francia, París o EEUU.

"Trabajo con personas que no quieren vivir; algunos no quieren dejar de vivir, sólo quieren dejar de sufrir"

Director técnico de Teléfono de la Esperanza y escritor