a estampa característica de los juevintxos era un Casco Viejo de Pamplona a rebosar: multitud de personas poteando de bar en bar. Los empujones en Estafeta eran habituales y hacerse hueco en Navarrería casi misión imposible. Sin embargo, desde hace meses el poteo a gran escala es un recuerdo pre pandémico, un viejo sueño que esperemos que más pronto que tarde se vuelva a hacer realidad.

Ayer Pamplona no estuvo de bote en bote, ni mucho menos: muchas de las terrazas de la Plaza del Castillo sin gente, la Estafeta a medio gas, San Nicolás y San Gregorio desangelados y Navarrería con poco ambiente, sin nadie alrededor de la fuente. Además, muchos establecimientos (Kaixo, Museo, San Gregorio, Baserriberri, Gorriti, La Escalerica, Herriko Taberna) estaban con la persiana bajada porque las medidas restrictivas aprobadas por el Gobierno de Navarra el pasado domingo "nos impide dar servicio a nuestros clientes".

Aún así, hubo quien se animó a salir con condiciones: no se podía consumir en la barra, en el interior aforo al 30%, terrazas al 50%, aunque el tiempo fresco no acompañaba, y a las 10 todos los establecimientos cerrados. El juevintxo menos juevintxo, con presencia policial -en patrullas conjuntas de Policía Local y Foral- para garantizar el cumplimiento de las medidas.

La calle Estafeta presentó algo de ambiente, sobre todo desde Telefónica y hasta el cruce con la bajada de Javier. "De momento ya se nota un bajón considerable", aseguraron José Aranguren y Patxi Enériz, camareros del Txirrintxa, que a pesar de tener un aforo en el interior del 30% contaba con algunas mesas libres. Ambos camareros añadieron que los jueves anteriores "se movía algo más de estudiantes que ahora prefieren quedarse en sus casas". La situación se repetía en la Cocotte Taberna: "Es un desastre, hay mucha menos gente. No llenamos ni el 30% del interior porque la gente tiene miedo y prefiere estar en las mesas de la calle", afirmó Santiago Enciso, gerente del Cocotte. "Aunque haga frío, preferimos tomarnos la cerveza en la terraza, nos da más seguridad", comentó una cuadrilla.

Las calles San Nicolás y San Gregorio estuvieron casi vacías. Principalmente porque ahí se sitúan bastantes bares de noches y de copas, ayer cerrados: Kaixo, San Gregorio o La Escalerica. "Hay un ambiente mucho más tristón", señaló Blanca Leoné, camarera del Bar Ulzama. "Los últimos jueves sí que hubo movimiento de estudiantes, pero hoy nada de nada. Está todo muy tranquilo", incidió.

Por Navarrería y la calle Curia había más gente que en San Nicolás y San Gregorio, pero nada que ver con lo que acostumbran: "Se ha notado un bajonazo con jueves anteriores", apuntaron en la Mejillonera. "Para qué va a salir la gente a echarse unos potes si para las nueve y media se tienen que estar levantando. Para eso se quedan en casa", afirmaron.