Tijeras, pegamento, revistas y mucha paciencia. A los 18 años, Raúl Oloriz Espinal se enamoró del collage, una técnica artística que le permite "recortar y pegar historias" con las que transmite mensajes feministas, ecologistas o a favor de la libertad sexual, entre otros. Este pamplonés, que comenzó cortando publicaciones en su casa "a una escala más básica y sencilla", ha agrandado su obra tras la llegada del coronavirus.

"En el confinamiento recorté a saco y me volqué convulsivamente con el collage. Además, -cuando ya se podía salir a la calle-, estuve tres meses de baja por una hemorragia digestiva, pero me permitió dedicarme a esta historia creativa", confiesa Raúl. El resultado, Una pandemia de collages, una exposición que se exhibe hasta el 27 de mayo en la dársena número cuatro de Geltoki, el espacio cultural situado en la antigua estación de autobuses de Pamplona.

Los collages describen "la jodida realidad de la pandemia, pero también el lado creativo de cómo afrontarla y darle la vuelta", señala. Esta idea se refleja en la serie de las calaveras, donde el fondo negro simboliza la muerte, los contagios, la enfermedad, el sufrimiento, la falta de socialización, el aislamiento€ pero cada una de esas calaveras están rellenas de "recortes alegres y coloridos que ejercen de contraposición.

También las he decorado con una guirnalda, para darle un poco de fiesta, de alegría, que nos hace falta", comenta. Además, hay calaveras rellenas solo con rostros de mujeres para "reivindicar la lucha feminista" y otra con caras de la dinastía borbónica y esclavos que transmite "la idea de decadencia y que la monarquía es algo caduco", opina.

La segunda parte consiste en monos pegados sobre recortes de periódicos, un animal que se emplea en investigaciones y con el que Raúl quiere simbolizar que "en esta pandemia -no es negacionista- los que gobiernan están experimentando con nosotros, con el comportamiento de la gente", asegura. Algunos de los simios tienen pegados billetes e iglesias -crítica a las inmatriculaciones de la Iglesia- y otros son férreos defensores de la libertad sexual. Por último, las obras que denomina "de libre creación" en las que predomina la defensa del medioambiente.

Manos pringosas

Raúl trabaja como administrativo en el Banco de Sangre y Tejidos de Navarra y en sus tiempos librescoge las tijeras y el pegamento. A pesar de que reconoce que la técnica es "sencilla", recortar y pegar, apunta que el procedimiento es laborioso y que se requiere mucha paciencia. "Una calavera por lo menos me cuesta cuatro horas. Hay que cortar la silueta con tiento, tratar con mucho cuidado los recortes porque son muy pequeños y es muy fácil que se doblen, a veces no encajan unos con otros, se salen de los bordes o se estropean si le echas demasiado pegamento", afirma.

Además, solo utiliza revistas. "Con el papel de periódico es imposible porque se te pegan los recortes en la mano y te pones echo un pringue", reconoce. ¿Y si recorta tanto de dónde saca tanto ejemplar? "Hay gente que me las regala porque si no sería imposible. En concreto, una persona me habrá dado un centenar de revistas", finaliza.