Desasosiego, incertidumbre, precariedad y una euforia contenida -tan propia de la juventud- muy difícil de continuar reprimiendo. El fenómeno se repite cada jueves y cada fin de semana en Pamplona y otras localidades navarras: el ocio nocturno deriva en altercados contra las autoridades, peleas entre los propios chavales y destrozos en el mobiliario urbano.

El comportamiento, novedoso en cuanto a su naturaleza, que a simple vista no parece ni política ni ideológica, empieza a inquietar a las autoridades. De hecho, un informe del Ministerio del Interior apunta que hasta el primer trimestre de 2021 las riñas y peleas callejeras no han parado de crecer, a pesar de que por las restricciones la gente ha estado más aislada.

Explicar esta nueva violencia como una simple reacción contra las restricciones impuestas, quizá no sea suficiente. Marta Rodríguez Fouz, Doctora en Sociología por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) cree que es “difícil” encontrar una motivación específica que “aliente esos altercados”. “A priori, nos quedamos, supongo, con que esos incidentes se producen como forma de rechazo a las medidas para controlar la epidemia, que parecen vivenciarse como coerción o pérdida de libertad”.

Sin embargo, si indagamos un poco más en el asunto, la doctora advierte que “podríamos encontrarnos con una visión de la sociedad altamente individualista, que entiende la libertad en un sentido poco sensible a la idea de solidaridad y a la necesidad de cuidarnos mutuamente”. Pese a todo, ante la complejidad del fenómeno y la falta de perspectiva para analizarlo de manera más exhaustiva, Rodríguez aclara que es “solo una suposición”.

En cuanto al estado de ánimo y de salud mental de los jóvenes -claramente deteriorado por el contexto actual- la socióloga insiste en que “tendríamos que preguntarles a ellos”. “Desde mi punto de vista, creo que se está siendo injusto con muchas de las apreciaciones que se hacen, vinculando a la juventud con estos actos de vandalismo. La mayoría de ellos ha sacrificado mucho y sigue haciéndolo. ¿Qué porcentaje de los jóvenes que el jueves salió a disfrutar del juevintxo incumplió las normas y provocó altercados”, reflexiona Rodríguez.

Esta reivindicación, la de darle voz a los propios protagonistas del debate social, también la comparte Joseba Amigorena, técnico de Juventud del Ayuntamiento de Villava y licenciado en Sociología por la UPNA. “Siempre somos los adultos los que hablamos en nombre de los jóvenes. Habría que preguntarles a ellos, a los chavales, por qué hacen lo que hacen”.

En opinión de Rodríguez, la clave del comportamiento de la juventud estaría en sus expectativas. “¿Hasta qué punto somos capaces como sociedad de propiciar que los jóvenes incorporen a sus expectativas la confianza necesaria para que puedan cumplirse?”, se pregunta la experta en sociología.

“Si se rompe esa ilusión, y si el mensaje que llega es el de que han de rebajar sus expectativas, todo eso que solemos vincular a la juventud, en términos de energía, de ilusión, de capacidad para promover cambios, se verá dañado”, zanja la experta.

“¿Qué porcentaje de jóvenes provocó altercados y eludió las normas?”

Doctora en Sociología