El Bodegón del Sadar, uno de los templos del poteo del osasunismo, levanta de nuevo la persiana tras 18 meses cerrado debido a la pandemia. "Abrimos el lunes y fue un momento muy emotivo. Nos reencontramos con clientes fijos, de toda la vida, que tenían muchas ganas de volver a entrar", asegura Elena Turrillas, encargada desde hace seis años El Bodegón del Sadar, situado en Graderío Sur. "Poco a poco se va corriendo la voz, la gente se entera de que hemos vuelto y se pasan", incide Elena.

Sin embargo, el día grande se vivirá este sábado, cuando se enfrenten Osasuna y Rayo Vallecano y El Bodegón del Sadar recupere un ambiente pre-partido año y medio después. "Daremos almuerzos desde las nueve de la mañana. Huevos con txistorra, jamón... También cazuelicas caseras -callos, ajoarriero- que a la gente le encanta. Aquí se almuerza muy bien porque es comida casera, buena y abundante", señala Elena. Además, siguen ofreciendo tortillas, platos combinados, picoteo, bocadillos y menú. Elena es socia de Osasuna "desde pequeña" y espera que la reapertura cambie la mala racha del equipo en casa, que en la presente temporada aún no ha conseguido ganar en Pamplona.

Remodelación

Los dueños de este establecimiento hostelero han aprovechado estos 18 meses de parón para llevar a cabo una renovación, aún sin terminar, tanto exterior como interior. "Vamos a colocar fuera una terraza acristalada y una barra de siete metros para que el cliente no tenga que entrar al interior a pedir", explica Elena. Además, han pintado las paredes del Bodegón de color "arena y azul" y han dado los últimos retoques a la decoración que es totalmente osasunista:en las cristaleras han colocado vinilos con el escudo actual de Osasuna y el de 1920, en las paredes han puesto imágenes del equipo femenino e instantáneas del Sadar antes de que se reformara.

Rebeca Goñi y su madre, Brigi, están al frente de este negocio familiar hostelero. La plantilla está formada por seis trabajadores fijos, aunque en los días especiales (partido de Osasuna o algún evento en el Navarra Arena), asciende a 10 e incluso 12.

Con la llega de la pandemia, “al no haber fútbol, al estar la hostelería con restricciones y al no salir la gente mucho”, no nos merecía la pena abrir. “Las cuentas no salían porque el bar es muy grande y la plantilla también”, subrayan. “Hemos tenido que esperar pacientemente a que la situación mejorará”, finalizan.