Con 30 años de recorrido a sus espaldas y 291 ediciones hasta febrero de 2022, la revista mensual Ezkaba de la Rochapea se ha ido haciendo adulta junto al barrio y a su gente, a quien debe su razón de ser. Por amor al arte, o más concretamente, por amor al barrio, un grupo de estudiantes universitarios se lanzó con el proyecto en 1992 en una primera reunión un poco caótica de la que nació la publicación hiperlocal.

"Como en todos los inicios la idea estaba ahí, había muchas ganas, pero no tenía ninguna forma. De hecho, una vez se decidió seguir adelante, debido a la falta de dinero la primera edición salió sin grapas por abaratar los costes", recuerda Iñaki Vergara, fotógrafo de profesión y actualmente el colaborador más veterano de Ezkaba, de donde ha formado parte desde su undécima edición.

Desde entonces, los colaboradores de la revista han ido yendo y viniendo, y es que "normalmente cada uno aporta su grano de arena durante un periodo y deja el relevo a otros, hay una renovación de la plantilla constante", explica Vergara. No obstante, fue aproximadamente desde el número 60 de la revista cuando los colaboradores, "que no trabajadores porque no se cobra por ello" -incide-, empezaron a asentarse poco a poco, cada uno especializándose en sus intereses y salpicando temas de actualidad.

Así, las 14 personas que conforman en estos momentos Ezkaba aportan una gran variedad de perspectivas a la publicación ya que son "cada uno de su madre y de su padre" y ninguno de ellos es periodista de profesión. "Hay médicos, profesores, dependientes, psicólogos... pero ningún periodista. De esta forma, cada uno aporta algo distinto con un nexo en común: el interés por el barrio", asegura el fotógrafo.

Si algo no ha cambiado en estas tres décadas ha sido el espíritu de Ezkaba. Desde el barrio y para el barrio. Es por eso que sus colaboradores "siempre han tenido mucho cuidado para que la publicidad no se comiera el contenido. Hemos ido ampliando páginas para contar asuntos de interés para nuestros vecinos", recalca. De esta forma, la revista llegó a constar de 52 páginas "en tiempos de bonanza", aunque hoy en día se publica con un total de 32, "siempre con la misma calidad".

Lo que sí ha ido evolucionando ha sido el alcance, y es que su tirada ha ido creciendo al ritmo que lo ha hecho el barrio. Así, la Rochapea ha aumentado su población en 10.431 habitantes en los últimos 25 años, y es por ello que actualmente se imprimen 11.600 ejemplares de cada edición mensual "para llegar a cada una de las casas".

¿Un futuro en la red?

Que la prensa en papel va en declive no es nada nuevo. Tanto medios nacionales como locales, en este caso, se han visto inevitablemente afectados por la transformación digital, la sed de inmediatez y la cultura del "ya".

Es por eso que los colaboradores de Ezkaba también han tenido que plantearse el futuro de la publicación, pero su idea es "seguir sacando la revista de forma convencional y tangible. Sí que nos abrimos paso en las redes sociales, especialmente para llegar a los jóvenes que consumen toda la información a través de las pantallas, pero a nosotros lo que nos gusta poder oler y tocar el papel", cuenta Vergara.

Así, trabajar en una edición digital de la revista es algo que siempre está sobre la mesa, pero que de momento descartan porque "la función de Ezkaba no es obtener beneficio económico, sino estar al servicio del barrio y así seguimos funcionando", añade.

El apoyo popular, clave

Como el resto de negocios, Ezkaba también pasó momentos difíciles con la llegada de las crisis a lo largo de las últimas tres décadas, "pero lo cierto es que nunca hemos pensado en cerrar y hemos contado con el apoyo de las campañas populares para salir adelante", recuerda el fotógrafo.

Es por eso que para los colaboradores la clave para la continuidad de la publicación, antes y ahora, es el interés vecinal: "Hay temas que pueden interesar más o menos, pero nuestra ventaja es que escribimos del camarero que te pone el café, tu panadero o el vecino del portal de al lado. Además, una buena señal para nosotros es que nunca hemos encontrado la revista tirada por la calle como puede ocurrir con otras publicaciones gratuitas o con la publicidad que se buzonea", comenta.

De hecho, asegura que incluso aquellas personas que han dejado la Rochapea al independizarse la echan de menos. "Conozco a gente que cuando va a comer a casa de sus padres les roba la revista. Al final a la gente le interesa lo que le pasa al de al lado, y sobre eso escribimos nosotros", apunta Vergara.

En el centro de la comunidad

La revista es un nexo entre los vecinos y el barrio. Un claro ejemplo de ello es Patxi González, de 57 años, la última incorporación a la plantilla. Conductor para el traslado de pacientes con discapacidad a tratamientos médicos de todo Navarra, el redactor forma parte de la familia de Ezkaba hace ya tres años.

González dejó la Rochapea a los 15 años cuando sus padres decidieron mudarse, pero el destino dio un golpe de revés y ha regresado a sus orígenes. "Cuando volví al barrio sentí las ganas de formar parte de él de nuevo, de abrirme un hueco y conocer a gente. Y qué mejor manera que escribiendo sobre ello", cuenta.

Y es que, a pesar de que su profesión parezca lejana a las letras, la escritura no es ajena para él. Hijo de Teodoro González -una de las voces históricas de la radio en la Comunidad Foral- y hermano de Iñaki González -actual jefe de prensa del rector de la Universidad Pública de Navarra (UPNA)-, siempre le ha picado el gusanillo de la pluma y el papel y es por eso que años atrás comenzó a hacer sus pinitos y abrió su propio blog de poesía.

Ahora, así como sus compañeros, el conductor compagina su profesión con su vocación. Con dos reuniones mensuales, González dice gestionar bien su tiempo de escritura: "No me lo tomo como una obligación, sino como algo que me gusta hacer. Puede que no recibamos nada a cambio en el aspecto económico, pero el agradecimiento de la gente es muy reconfortante. Ezkaba es un ser vivo que palpita en el barrio", asevera.

Con el claro objetivo de seguir creando sinergía y de seguir dando voz a los rochapeanos, la familia que forma Ezkaba se muestra "más que satisfecha" con el recorrido del que han formado parte y fijan la mira en otros 30 años de historia más. De momento.