Un espacio en el que suceden cosas, un lugar para fomentar la interacción entre profesionales, una nueva forma de trabajar y un nuevo modelo colaborativo. Todo esto es lo que aúna Lapso Coworking, el proyecto que ha impulsado Eduardo Sola en San Adrián con el objetivo de darle a las empresas la posibilidad de buscar sinergias, desarrollar sus capacidades y ofrecer o participar en eventos y congresos que esperan realizar mensualmente.

En su puesta de largo, que tuvo lugar hace unos días, estuvieron los alcaldes de las poblaciones de la zona y se acreditaron más de 130 firmas.

Sola, explica, decidió lanzarse a la aventura y compró el edificio que Consebro tenía en el municipio, un inmueble de unos 2.000 metros cuadrados del que CNTA se marchó en 2003 y que dejó de utilizarse definitivamente en 2018. Tras remodelarlo por completo, sobre todo la parte más antigua, ahora espera ofrecer infinidad de oportunidades a los trabajadores de la zona.

Con tres plantas de unos 700 metros cuadrados cada una además de una imponente terraza, la idea de apostar por este modelo de negocio, cuenta, “es, sobre todo, para potenciar a pequeñas empresas; vi la posibilidad de habilitar salas de formación y después salió el tema del coworking”.

“La idea era crear un edificio de alquiler de espacios donde se fomente la interacción entre los que aquí trabajamos en base a cinco ejes: cobertura, nos adaptamos a todos y a sus proyectos; flexibilidad, no hay barreras ni límites; sinergia, nos beneficiamos los unos de los otros del conocimiento de las empresas que aquí trabajamos; impulso, acompañamos y ayudamos; y espacios comunes para mejorar la calidad del trabajo.

Los espacios

En la primera planta es en la que está la zona de coworking, que ya alberga a varias empresas en las oficinas que están totalmente equipadas. Ahora, explica Eduardo, hay 6 firmas (el 50% son autónomos y el otro 50% empresas con hasta 7 empleados) y hay capacidad para hasta 10 negocios. Además, hay una zona de esparcimiento con dos terrazas, máquina de café y una máquina Arcade, billar, una sala de reuniones, un comedor y un aula de formación con capacidad para unas 20 personas. “La idea es que este sea un espacio menos formal”.

Sin embargo, la joya del lugar, como cuenta Sola, está en la segunda planta. Ahí, insiste, hay un salón de actos de casi 300 metros cuadrados con capacidad para 200 personas con acceso a una gran terraza en la que realizar recepciones o catering.

Este espacio lo han pintado, colocado los sillones originales y cambiado el equipo de sonido e iluminación con el objetivo de que haga las veces de sala de formación; se puede dejar un espacio diáfano o un auditorio para congresos. “El principal objetivo es dar a conocer este auditorio puesto que nadie sabía de su existencia. Para ello, para potenciarlo, queremos hacer eventos y cursos gratuitos de formación una vez al mes. También cabría la posibilidad de alquilarlo”.

De hecho, ya ha habido interés por parte de entes y empresas tan dispares como fontaneros, comerciales e incluso entrenadores de fútbol. Además, ahí van a organizar próximamente cursos sobre cómo vender en Amazon, páginas web, instalación de placas fotovoltaicas, cómo hablar en público, o I+D+I en subvenciones agroalimentarias.

Nuevas oportunidades

Que haya esta oferta nos favorece a todos; yo no hablo nunca de competencia, de hecho, cuantas más empresas pasen por aquí, mejor, que entren y vean. Me aventuré a montar esto porque yo soy de los que iría a esos cursos y formaciones. Esto en las ciudades no es nuevo, pero aquí en la zona no hay nada parecido y para cualquier cosa ahora nos tenemos que desplazar. Con este proyecto queremos que lo que se ofrece en las grandes ciudades, empresarialmente hablando, también esté aquí. En el edificio se va a generar una riqueza que, después, puede repercutir en el municipio”.

El feedback de los que se acercaron a conocer este espacio “fue muy positivo, vino gente con muchas ideas y gustó mucho el tema de los eventos. La clave del edificio es que pasen cosas chulas aquí. Este año todo va a ser nuevo, iremos viendo hacia dónde vamos”.

Por último, la planta baja es a la que Sola ha trasladado su propia empresa, Liber Grafic, que abrió sus puertas en 1990 y que cuenta en la actualidad con 9 empleados. Aunque la mudanza iba a ser paulatina, las últimas inundaciones les hicieron salir de golpe. Su punto fuerte, apunta, siempre ha sido la impresión, pero ahora se han especializado en la rotulación, el diseño y, sobre todo, la personalización en cualquier soporte, tamaño y acabado. Además, están abriendo nuevas vías de negocio y ya venden productos en Amazon, y se han metido de lleno con las App municipales (gestionan la de San Adrián y ahora se van a crear la de Cárcar y Oteiza y puede que la de Huarte).

De momento, finaliza Sola, este nuevo proyecto se está dando a conocer a través de las redes sociales, en la web lapsocoworking.es y gracias a la amplia base de datos de Liber Grafic.