Por mor de la pandemia y el laberíntico esfuerzo de valientes consistorios y empresarios del sector, las funciones de toros que, por San Sebastián, se hubieran dado entre los pasados 11 y 17 de septiembre, se celebran este fin de semana. Ayer abrió la feria un corrida astifina y enclasada de Los Derramaderos para recordar lo que se goza con la conjunción de toros, música y fiesta. Un regalo para el recuerdo que se mereció otro regalo de presente y futuro con el sobrero, un tiazo de velas pavorosas que atendía Correvero. Gesto del ganadero y empreario Ruiz que se agradeció y que posibilitó que Sánchez Vara, que sólo había sumado una oreja de su lote, pudiera hacer pleno de la salida a hombros de la terna.

Ninguno de los más veteranos aficionados zangozarras recordaba el que se hubiera regalado un sobrero, cosa de más uso en los países taurinos de América. El que reseña esta crónica, tampoco, al menos desde 1993 en Navarra.

La materia prima, principal argumento en una plaza, eso, de toros, fueros los todos cuatreños enviados por el Marqués de Quintanar con el mítico hierro de Los Derramaderos, que se apunta el honor de portar sangre pura de Carlos Núñez. Encierro muy parejo, sobresaliendo por hondo el lidiado en primer lugar y por su arboladura, el sobrero obsequiado. Con la noche casi echada y ante este último toro Sánchez Vara, que no invitó a sus compañeros a torear al alimón o por quites alternos como se suponía, se entretuvo en recetar unos naturales monumentales ante la embestiada al ratentí de un animal que, aunque algo aquerenciado, puso un exquisito broche a un excelente encierro. Fue la faena encajada de la función.

El ganador en cuanto a orejas fue Esaú Fernández. Cumplió ante el colaborador segundo, Fogatero, pero sin pisar el acelerador. Si manufacturó una lidia completa y redonda con capote y muleta ante el quinto, un Ropalarga que en núñez fue a más. El final de trasteo por luquecinas fue la cumbre y antesala de dos orejas bien ganadas.

Antes, Sánchez Vara ante el abreplazaBarbadillo, etuvo bastante vulgar. Fue el toro más serio y mejor hecho del encierro; de unas hechuras perfectas. El piquero de turno se entretuvo en arruinarlo con unas durísmas agresiones muy traseras. El toro lo acusó y su guapura quedó deslucida.

El cuarto, Famoso, también sufrió la mala práxis de los de la pirámide punzante. Y Vara se aplicó algo más pero en una faena a media altura sin grandes emociones. Estocada y descabello para pasear una oreja generosilla.

El Adoureño protagonizóuna puesta en escena de impotencia ante el tercero, un toro también feamente castigado y que llegó al último tercio como el más complicado. Penurias sobre todo con una sarta de pinchazos y descabellos. Toda un resurección del galo ante el bravo Triunfador, que mereció el premio póstumo de la vuelta al ruedo.

El Adoureño, enchufado tras su paso por la enfermería por una voltereta en su otro toro, ahora si, estuvo bien, toreó con raza y triunfó

Ganadería. 7 toros, el 7º de regalo, de Los Derramaderos. Corrida pareja, baja y astifina. Cumplieron en puyazos traseros. Bravos y con clase en la muleta. El 6º, vuelta al ruedo.

Sánchez Vara. En el 1º, saludos. En el 4º, oreja. En el 7º, 2 orejas.

Esáu Fdernández. En el 2º, oreja. En el 4º, dos orejas.

El Adoureño. En el 3º, silencio. En el 6º, oreja.

Presidencia. Bien a cargo de Lucía Etxegoien, asesorado por Guayar y Pemán.

Incidencias. Más de media entrada. Agradable. Buen ambiente. Brillante la charanga de Lumbier (en especial el trompeta Guindano) y los jóvenes del 4.