Con el objetivo de frenar el descenso de las poblaciones de aves esteparias clasificadas como amenazadas, en declive, en peligro o agotadas, se ha puesto en marcha el proyecto europeo Life Farming Bardenas, impulsado por Comunidad de Bardenas Reales con la colaboración del departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, a través de las sociedades públicas GAN-NIK e INTIA, y la Fundación Global Nature (FGN)

Life Farming Bardenas es un proyecto transversal que implica la búsqueda de fórmulas que compatibilicen la conservación animal con la actividad agraria. Por ello, el proyecto pivotará en torno a en la reducción de amenazas para las aves esteparias con el desarrollo de cambios en los sistemas agrarios, la puesta en marcha de nuevos cultivos, la mejora del hábitat de especies en retroceso o la sensibilización de la población local. Entre estas aves se encuentran el sisón, la alondra ricotí, la ganga ibérica, la ganga ortega, el alcaraván, el aguilucho cenizo, aguilucho pálido o la calandria común.

El programa tiene un presupuesto total de 2.276.563 euros. La Unión Europea aporta 1.247.160 euros, Comunidad de Bardenas Reales otros 405.870 euros, y y las entidades colaboradoras los 623.533 restantes,de los que los que el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, a través de la sociedad pública GAN-NIK, aporta 138.354 euros.

Entre las acciones concretas que se incluirán para mejorar el hábitat de las especies citadas destaca la integración voluntaria de cincuenta agricultores y cinco ganaderos o cooperativas a la Red de Custodia del Territorio de FGN (actualmente con más de 24.000 hectáreas); una reagrupación parcelaria acompañada de la plantación de unos 5.000 ejemplares de especies arbustivas y arbóreas de 10 especies diferentes; y la creación o restauración de al menos 20 balsas de biodiversidad (1.125 m(3)).

En el apartado de la conservación de las especies, el programa contempla ajustar prácticas agrícolas con 50 planes de acción que van desde la delimitación de superficie pastada o de cubierta con leguminosas a la implementación de herramientas en torno al control de plagas y enfermedades y de fertilización. También está prevista la implementación de nuevos cultivos piloto con menor presión sobre la biodiversidad que tendría como objetivo una la eventual sustitución de ciertos sistemas de producción por otros nuevos. En concreto, GAN-NIK será la encargada de llevar a cabo la reordenación parcelaria de, al menos 3.000 hectáreas, para la creación de una nueva red de más de 30 kilómetros lineales de márgenes (o/y parches de vegetación) libres de labores agrícolas destinados a la plantación y establecimiento de vegetación autóctona con un mínimo de 2 metros de ancho. Asimismo, GAN evaluará la superficie ocupada por infraestructuras vegetales en el territorio del proyecto, formada por setos, linderos, bosquetes, riberas y matorral, así como su evolución.

Finalmente, el ente instrumental redactará en colaboración con la FGN y el Gobierno de Navarra, un programa de mejora del hábitat, que estará disponible de forma digital, y en el que se explicará cómo se pretende continuar y desarrollar las acciones iniciadas en proyecto LIFE en los años siguientes al final de proyecto y cómo se asegurará la gestión de largo plazo de las especies y hábitats singulares.

Por su parte, INTIA trabajará asesorará a los 50 agricultores identificados en el marco del proyecto sobre los cultivos a sembrar, así como su manejo, siguiendo la evolución de los mismos durante las dos campañas agrícolas que cubrirá el proyecto. Además del seguimiento de los cultivos en explotaciones de agricultores, INTIA implantará parcelas demostrativas de los siguientes cultivos: lavandín, distintas variedades de alfalfa y esparceta, y distintas variedades de guisante, alverjón y Camelina sativa, Triticale y avena. También se testarán tres variedades tradicionales de trigo que se consideran las más adecuadas a las condiciones agroclimáticas de las Bardenas. Estas variedades se han seleccionado de entre las 70 variedades de trigo con origen en Navarra en los años 1950 recuperadas y multiplicadas durante los tres últimos años con el objetivo de testar su resiliencia en un contexto de cambio climático. Por último, también se experimentarán mezclas de cultivos: cebada-veza, cebada-guisante, avena-vena, trigo-garbanzo, etc. La versatilidad de estos cultivos permitirá abordar distintos aprovechamientos: consumo humano, consumo animal, industria cervecera y panificadora.