o podíamos permitir que él llegara aquí y esto estuviese vacío. Lo que ha hecho no tiene nombre y teníamos que estar presentes. Sólo queremos justicia. Estamos muy hartas ya de todo y queremos justicia para nuestra amiga y para todas las que vengan". Así se pronunciaba una de las amigas de la mujer asesinada el pasado 10 de enero en su casa de Tudela, Sara Pina, a manos de su marido José María Uruñuela, según él mismo confesó ayer ante la jueza. Sus declaraciones se entrecortaban por la emoción que ayer planeaba por las cerca de 300 personas que acompañaron a la recién creada plataforma Luchamos por Sara y que, según ellas mismas explicaron en Facebook, solo busca "ser la voz que tan injustamente a ella le quitaron" y un lugar "de lucha contra la violencia". Por este motivo alguno de los mensajes que portaban en carteles iban más allá del odio, la rabia y el rencor y se podían leer cosas como "Somos el grito de Sara", "Sara estamos juntas", "Educación, herramientas sociales, ya", "Estamos hartas de esta sociedad que no cambia" junto a otras más personales como "Chema, Sara no era tuya" o "Chema, tus cerdos son mejor que tú".

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Concentración por Sara Pina

La mañana de ayer, con hasta tres grados bajo cero, no invitaba a estar en la calle y pese a ello tres centenares de personas decidieron hacer frente al frío, a la desesperación, al rencor y a la ira para que el marido de Sara no llegara a declarar a los juzgados de Tudela sin oír sus voces. No hubo altercados ni problemas, pero sí mucha dignidad por lo que los 30 efectivos entre Policía Foral y Nacional no tuvieron que intervenir.

La recién creada Plataforma Luchamos por Sara capitaneó las protestas pero sin nombrar portavoces ya que su dolor (que "va por ratos y por momentos") lo hizo imposible. "Creímos que mejor era que no, porque a ratos una está arriba, otra está abajo y es muy difícil. Lo haremos entre todas", dijo ayer María en su nombre. "Queremos apoyar a la familia y que estén muy arropados y mostrar el dolor que ha causado. No sabemos si sirve o no, pero no podíamos quedarnos en casa".

otros Una de las personas que acompañaron a los numerosos vecinos de Cortes que se acercaron a Tudela fue su alcalde, Fernando Sierra, "como un vecino más", apuntó. "Es duro para todo el pueblo. Todos los vecinos tenemos rabia contenida porque nos ha tocado muy de cerca. Es una familia muy querida en el pueblo y Sara también". El primer edil pidió a los medios "poneos en el lugar de la familia, lo que tiene que estar sintiendo sobre alguien al que has dejado sentarse en tu mesa y que se casó con tu hija y que hoy tiene que venir aquí a dar la cara". Sierra apuntó la posibilidad de que Cortes rinda homenaje a su familia en un futuro, sin querer concretar más, "Ya nos encargaremos de hacer lo que haya que hacer para que siempre quede Sara en nuestro recuerdo. No es el momento ahora de decir más. Estamos más que nunca con ella y, por supuesto, con su familia para que eso no se olvide nunca", concluyó.

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La avenida de las Merindades de Tudela, donde se encuentra el Juzgado, fue un hervidero de gritos, emociones y comentarios que crecían y aumentaban cuando los furgones de la Guardia Civil aparecieron con Uruñuela en su interior hacia las 10.45, con tres cuartos de hora de retraso sobre el horario que habían anunciado. Toda la tranquilidad y calma que se había guardado hasta entonces se desató ante los más de 20 medios de comunicación. "Es un asesino", "No son enfermos, son hijos sanos del patriarcado", "Cobarde escucha, la Ribera está en la lucha", "Sara amiga aquí está tu cuadrilla" o "Sara guerrera, se lucha en la Ribera" se combinaban con insultos dirigidos hacia el acusado. Pero nadie saltó la carretera para golpear el vehículo en el que vino preso, ni se organizó ninguna algarada, como parecía esperar la policía a tenor del dispositivo.

Quien ha oído en estos días hablar de Sara Pina sabe que sus amigas, al igual que hubiera hecho ella, son de otra pasta. Luchan por la justicia para su amiga, pero más allá de eso lo hacen contra la violencia machista que se ha llevado por delante a esta profesora. También sus compañeras de trabajo del colegio Dos de Mayo de Castejón le recordaron ayer con carteles, "Somos el grito de las que ya no tiene voz. Gritaremos por ti Sara. No te olvidaremos".

Buena medida del sentir general de ayer lo dio una vecina de Cortes, Rosalía que acudió a la concentración, como otras, aunque no conocía a Sara. "La justicia para las mujeres asesinadas no es justicia si no viene de una transformación social desde todos los estamentos y si no se hace no va a terminar. Una de las consecuencias del sistema patriarcal es la violencia machista. Hasta que esta sociedad no sea capaz de creer en una transformación en la que la igualdad de una vez por todas sea algo más que una palabra, esta lacra seguirá".