Lograr un hueco en su ajetreado día para hablar, sin reloj, con Izaskun Martín Cabrejas (Cortes, 1985) es un privilegio. Es de esas personas tan apasionadas con su trayectoria y su trabajo que, cuando le pides comentar cada pequeño logro, enseguida te contagia su entusiasmo.

"En 4º de ESO suspendí mates y, con esas notas, me mandaron una carta. Les decían a mis padres que me recomendaban ir a Formación Profesional. ¡Imagínate, mi madre, que tenía el sueño de verme en la universidad porque ella no pudo, se llevó un disgusto enorme!", explica, "ahora se ha demostrado que la FP es super válida e interesante, a mí me encanta esa formación teórico-práctica, pero hace 20 años la idea era otra".

Dos décadas después su currículum tiene dos carreras, dos másters y un doctorado en nutrición y su relación con la ciencia, la tecnología y la calidad de los alimentos. "Si con 16 años me dicen algo así hubiera dicho, ¿qué es eso de un doctorado? Me entraron las ganas de estudiar en la universidad, cuando me metí con cosas que realmente me interesaban", reflexiona. De ahí que encasillar a los alumnos en categorías le parece una gran injusticia.

Aunque desde hace unos meses se ha inclinado por la docencia "porque de mi padre heredé el gen de la enseñanza", durante casi seis años ha trabajado en la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) como responsable de Seguridad Alimentaria y coordinadora de equipo.

Ahora enseña Alimentación y Nutrición Pediátrica en la Universidad Complutense, en Madrid, pero sigue dispuesta a informar y dar consejos sobre la celiaquía, una enfermedad incurable, "pero con la que se puede convivir llevando una dieta correcta", que afecta a un 1% de la población mundial, aunque muchos nunca lleguen a descubrirlo. De hecho, se le conoce como el camaleón de las enfermedades porque su sintomatología es tan diversa que se disfraza. Algunos afectados han tardado 6 o 7 años en recibir un diagnóstico correcto.

Empezar a trabajar en FACE fue como un soplo de aire fresco. Provenía del mundo de la investigación (tuvo estancias en Inglaterra y Argentina) y le encantaba estar con la bata, vestida casi de astronauta, contando bacterias y formulando hipótesis, pero le faltaba la guinda del pastel: quería que su trabajo llegara mucho más directamente en la gente. "La investigación es apasionante, pero sientes que su repercusión en la población es mucho más lenta, a veces ni llegas a verla", reflexiona.

Así que cuando se presentó en FACE lo primero que dijo fue "yo no soy celiaca, pero soy alérgica a los frutos secos y me paso el día leyendo etiquetas, así que empatizo mucho con la causa". Aunque suene a chiste, ese es el día a día de los celiacos.

Martín Cabrejas explica que la celiaquía, cuyo Día Nacional se celebra este viernes 27 de mayo, es tremendamente compleja. Se calcula que solo se diagnostica entre un 15 o 20% de los celiacos."El primer filtro es el médico de cabecera", comenta, "el problema es que muchas personas presentan serología negativa a la celiaquía y, tras las primeras pruebas muchas veces el proceso se queda ahí, no se va más allá, no se deriva al especialista de digestivo". El protocolo de diagnóstico precoz sí obliga, sin embargo, a dar ese paso en caso de tener algún familiar directo celiaco, pues hay un componente genético muy importante.

Las dificultades en el diagnóstico temprano son las que, después, ocasionan patologías graves e incluso irreversibles. "A la larga se acarrea menos calidad de vida y mayor gasto sanitario", resume la experta que, aunque natural de Cortes, vive desde 2011 en Madrid.

Y es que incluso una depresión o cierta apatía pueden ser síntomas, el abanico es amplísimo. Por ejemplo, se han dado casos de mujeres celiacas que no han podido cumplir su sueño de ser madres porque se les ha diagnosticado tarde. "La celiaquía generaba en su organismo una gran falta de nutrientes que provocaba abortos constantes".

Martín resalta que, aunque la creencia popular sea otra, la celiaquía no solo afecta al sistema digestivo. Puede ser causante de una anemia que no se cura, hasta de desórdenes tiroideos u osteoporosis a edades tempranas.

No es lo mismo enfermedad que intolerancia. "Muchas veces se habla de intolerancia al gluten, es el primer error", asevera resaltando lo que para ella es fundamental: más y mejor formación e información. De hecho, en su entrevista para ingresar en FACE le hicieron una pregunta 'típica' que tendría sentido después: "¿Qué tal llevas hablar en público?".

En estos años ha hecho tantos talleres de formación y entrevistas que el miedo escénico se ha esfumado. Para que un celiaco pueda tener buena calidad de vida el primer paso es seguir, estrictamente, una dieta libre de gluten y eso pasa porque existan productos sin gluten y porque esta circunstancia esté bien señalada en los envases.

Productos como el pan, la pasta, la cerveza o aquellos que contengan cereales como el trigo están prohibidos. Un grupo en el que, Martín Cabrejas, recomienda incluso prestar mucha atención con la avena porque, si bien es un cereal "muy interesante nutritivamente" y que "en origen no tiene gluten", suele ser un producto que, indirectamente, se contamina.

Como los agricultores rotan los cultivos y usan los mismos molinos y medios de transporte que para el trigo, la pureza total de la avena se pierde. "Últimamente hay agricultores que producen avena sin gluten, eso significa en campos exclusivos para ello", comenta.

En puntos tan sensibles las certificaciones son vitales. De hecho, dos productos se consideran "de alto riesgo" y se recomienda su consumo 100% certificado: la cerveza, porque se elabora con cebada y avena. "Eso significa que esas marcas analizan el 100% de sus lotes, que no es una muestra, sino toda la producción".

Su especialización es tal que ha formado parte de equipos técnicos vinculados a la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Sanidad y, durante casi 3 años ha integrado la Junta Directiva de la Asociación Europea de Sociedades de Celiacos (AOECS).

La historia de Martín Cabrejas muestra que ningún reto es imposible si lo trabajas con pasión, convicción y mucho corazón.