- El inicio del confinamiento supuso para la Mancomunidad de Valdizarbe un importante reto, un desafío sobre el control del reciclaje y la generación de residuos.

En un momento en el que las familias se vieron obligadas a encerrarse en sus casas, la producción de basura diaria iba a aumentar y la idea de que no se respetase la separación de desechos amenazaba con ser una realidad. Sin embargo, en este contexto la entidad mancomunada eligió a una familia para hacer un seguimiento sobre la cantidad y el tipo de residuos que se generaba su hogar durante parte del confinamiento.

Los Sierra, una pareja y sus dos hijos, han pesado y diferenciado todos los residuos que han producido durante un mes, entre el 15 de marzo y el 15 de abril. El proyecto se llevó a cabo de forma voluntaria, por iniciativa de Jokin Sierra, el padre, quien “llevaba tiempo queriendo hacer un estudio sobre la basura que generábamos en casa”.

Finalmente, la familia Sierra generó 69,5 kilos de basura, lo que suponen 2,30 kilos al día y, en concreto, medio kilo por persona. “Sin ser un maniático del reciclaje, me parece una barbaridad la cantidad de basura que generamos”, analizó Jokin Sierra. En porcentaje, la basura se distribuye de la siguiente manera: 58% materia orgánica, 9% envases, 12% papel y cartón, 14’5% vidrio, 5% resto y 250 ml aceite. “Aunque son muchos kilos y hay que reducir aún más, sí que considero un buen dato el de la fracción resto, ya que supone sólo un 5,31% del residuo total”, concretó Sierra. Un apunte importante, ya que a excepción de ese pequeño porcentaje los demás residuos son reaprovechables.

“En casa reciclamos lo mismo que un usuario normal, lo único diferente es que tengo una bajera pequeña con once tipos de basura diferente para poder hacer una mejor separación”, indicó Sierra, quien pensó en realizar esta iniciativa en confinamiento tras recordar un estudio de 2018 de la Mancomunidad de Valdizarbe que decía que el 60% del residuo generado en los hogares era de la fracción resto. “Decidí comprobarlo por mí mismo y hacerlo en este momento tan raro, para que también se convirtiera en una actividad de familia”, detalló Sierra, quien junto a sus hijos de 6 y 10 años ha hecho de esta tarea medioambiental un juego.