EL futuro de Sarkozy depende de si las maldiciones gitanas que le están echando hagan su efecto. ¡No! es broma. Las maldiciones no caen, son leyendas. A los gobernantes de Europa los escuchamos hablar del pasado y condenar la persecución nazi de los RRoma y judíos. Enérgicamente pegan con el puño en la mesa y hacen el conjuro de que no volverá a ocurrir. Cuando llegan al presente enseñan el rostro y sus ideas, se saltan las leyes que han impuesto y los derechos humanos. Después, en las conferencias que organizan, se animan y apoyan. El francés parece un gallito de pelea imponiéndose, mientras el español, que se adapta a las circunstancias, le da una palmadita en la espalda; la alemana, que dijo que iba a hacer lo mismo se desdice, y no es de extrañar con el pasado de verdugos que tienen; el italiano ríe satisfecho y seguramente les dice cómo acabar con nosotros.

Digo nosotros, aunque he nacido en Iruña, pues todos los gitanos del mundo somos el mismo pueblo; y me doy por aludido, y me preocupa, y me enfada que un grupo de gobernantes hipócritas hayan creado una situación de sufrimiento a un grupo de personas indefensas ante cualquier estado con la excusa de la carga social y delincuencia, con el único interés de conseguir votos.

Los gitanos de Europa del este huyen del terror del hambre y de la miseria. En estos países es fácil matar RRoma: la policía lo hace y la extrema derecha también.

Reconozco que cuando llegan y se asientan en poblados sin servicios, hacinados y sin trabajo estable, los problemas que pueden ocasionar son inmensos. Hay que ayudar y tener paciencia. Con el tiempo algunos convivirán con los payos en sus barrios, irán a sus trabajos y mandarán los niños a la escuela, como ya se está haciendo; y otros, seguirán su vida nómada.

A lo largo de 800 años que llevamos en Europa, todos los países han tratado de exterminarnos. Es así de duro. Incluso los españoles con la Pragmática de 1749, bajo beneplácito de la Iglesia, siendo comparable al holocausto nazi. Tenemos derecho a existir como pueblo. No queremos patrias. Queremos llevar una vida nómada, con sus pros y contras, si así lo deseamos. Los RRoma no somos un problema para Europa. El problema son los gobiernos hipócritas, la banca y las multinacionales que esclavizan al ser humano y destruyen la Tierra.

Esteban Hernández

Un gitano