Desde Sangüesa, estas líneas de agradecimiento a don Antonio Casas, geólogo que nos ha abierto los ojos, poniéndonos el corazón en un puño. Lejos de matar al mensajero, como suele hacerse, le envío mi reflexión y reconocimiento.

No solemos recibir, ni encauzar, como se debe, noticias que despiertan nuestra amnesia voluntaria y que nos advierten del riesgo de estar bajo el radio de acción de un pantano en el que, con su capacidad actual y como consecuencia de la actividad de la tierra, Sangüesa quedaría sumergida bajo sus aguas.

Me entristece oír cómo hay habitantes que se atreven a reprochar su aviso, cuando lleva tiempo advirtiéndonos de lo que día a día está aconteciendo en las laderas y la presa del pantano. Me pregunto si un día de estos la Confederación del Ebro y los gobernantes no le acusarán de futurólogo o, mejor dicho, de visionario, a tenor del cumplimiento de los continuos movimientos en las laderas y ahora también el de la pared (en la presa).

Hay muchas razones para no querer el recrecimiento, pero en estos momentos hay una que urge, y es la seguridad de quienes vivimos aguas abajo. Tenemos motivos para no estar de acuerdo con los distintos gobiernos promotores de estas grandes presas. A ellos solo les interesa la rentabilidad que les otorga a sus bolsillos. Nosotros, tanto habitantes como agricultores, solo somos el pretexto. Pero lo más duro es tener motivos para no creerles, porque continuamente nos han mentido, nos siguen mintiendo y lo seguirán haciendo, mientras tengan el poder que, con sus sillones, les hemos otorgado.

No debemos tolerar que vuelvan a ocultarnos el riesgo que estamos corriendo, o hemos corrido, porque dicen que ahora se ha detenido. A un médico que nos oculta una grave enfermedad, rápidamente, como mínimo, se lo reprocharíamos muy enfadados. ¿Qué podemos hacer con la Confederación Hidrográfica del Ebro y con quienes nos dicen: "no pasa nada, todo es normal, está controlado"? Responderles alto y claro. Sin titubeos por el temor de salvaguardar la imagen política.

Señor Casas, tiene mi credibilidad porque se la ha ganado con sus estudios y desvelos. Cosa que no han tenido quienes debieran protegernos.

No queremos abandonar nuestro Sangüesa. Nadie puede decirnos dónde debemos vivir para estar seguros, porque se puede estar seguro aquí. Hay alternativas al recrecimiento con presas pequeñas, cercanas a las zonas regables y de boca, son menos costosas y sobre todo menos peligrosas. No olvidemos de que a lo largo de cientos de años esa zona ha estado dando signos de inestabilidad.

Por seguridad, ni un metro más.