La violencia machista está siendo la triste protagonista de este arranque del año, una violencia a la que tenemos que hacer frente como sociedad con toda la contundencia posible y en la que las instituciones tienen la obligación de poner todo los medios para tratar de erradicarla, coordinando todas las actuaciones destinadas a proteger a las víctimas. En este sentido, el Parlamento Europeo ha abogado por un refuerzo de las medidas de prevención de la violencia de género para convertirla en un “euro delito”. Todo será necesario. No se puede perder ni un día más porque de esas horas dependen vidas. El asesinato de cuatro mujeres en lo que va de año, la última víctima fue decapitada y arrojada al mar, es una dura muestra de que todo lo hecho no es suficiente y de que hay que seguir trabajando desde para acabar con el maltrato, para dar apoyo a las mujeres que sufren esa violencia y sobre todo para excluir de la sociedad y del debate político cualquier discurso que ponga en cuestión la existencia misma de la violencia machista. Sin duda, a día de hoy uno de los problemas que más graves a los que hacer frente y que debería estar entre la preocupaciones prioritarias. Porque la violencia de género no es algo que pasa a otras, ni que ocurre en otros lugares ni en determinados contextos sociales, edades o situaciones de desarraigo. Es mucho más, porque pasa en cualquier ciudad, barrio, pueblo, hora, circunstancia cada vez que una mujer es agredida, golpeada, insultada, humillada, acosada o asesinada por un hombre por el mero hecho de serlo. Ojalá no serían estas las primeras palabras de este 2023, pero no queda otra que seguir escribiendo, contando y clamando para que llegue un día en el que la igualdad entre hombres y mujeres sean un hecho y no mero papel o palabras. La educación sigue siendo esencial, como lo son todas las campañas de concienciación social,pero hacen falta medios para los casos más graves, aquellos en los que la muerte ronda casi a diario como una amenaza invisible pero real, a la que la víctima sola no puede hacer frente. En enero de hace un año moría en Navarra Sara Pina tras ser agredida por su pareja. En 2017 en esta misma semana el cadáver de Blanca Esther Marqués aparecía en el Arga tras haber sido estrangulada en Burlada por su pareja. Crímenes cercanos que hay que seguir recordando para que ni una más se sume a esa negra lista.