Tengo la suerte de haberme formado en la Escuela de Arte de Pamplona (Decoración 87, Grabado y técnicas de estampación 09, Artes aplicadas a la escultura 12).

Tengo la suerte de haber sido alumna de docentes de gran valía personal y profesional.

Tengo la suerte de ver que los distintos equipos directivos con los que he coincidido siempre han intentado hacer valer nuestra formación equiparándola, porque a eso aspiraban con la altura de nuestra formación, con estudios superiores (ahora llamado Grado).

Tengo la suerte de haber tenido el centro de estudios en Pamplona.

En estos años he visto cómo ha ido evolucionando la escuela, los esfuerzos personales de cada uno de sus docentes por aportarnos lo mejor y prepararnos para ese futuro incierto que supone nuestra especialización. También he visto siempre muchas trabas y zancadillas, promesas y algún caramelito de vez en cuando para que nos callemos y el agua vuelva a su cauce... Siempre he sentido que éramos los últimos para el departamento de Educación y que primaban antes otras cosas: política, oportunidad, intereses? Nunca se ha pensado en la valía y en el volumen de alumnado como si nuestras capacidades y voluntad no contasen.

No puedo menos que quejarme por esta decisión desafortunada de implantar el Grado superior en otro lugar que no sea Pamplona.

La Escuela de Pamplona está capacitada, lleva muchos años preparándose y esperando a la implantación de los estudios superiores de diseño en Navarra. Su localización es la idónea, sus instalaciones y talleres son los apropiados, sus docentes de los mejores, su volumen de alumnado importante. Pamplona aporta, por otro lado, ser la capital de la provincia y estar situada geográficamente a una distancia en kilómetros equiparable en toda la comunidad. Viviendas. Comunicaciones. Infraestructuras. Como capital tiene muchas ofertas culturales y de ocio durante todo el año (importantes para el idóneo crecimiento del alumnado). Pamplona también tiene una comunidad estudiantil en la que no pueden faltar los alumnos de diseño por su aportación y sensibilidad, por la amplitud de miras y el espíritu crítico que proporcionan.

Como miembro de la apyma de la escuela, también prefiero que mis hijos estudien en Pamplona si así lo desean, a que tengan que desplazarse a Logroño, Zaragoza o Vitoria.

Desde aquí quiero solicitar que el grado superior de diseño en Navarra se imparta en la Escuela de Arte de Pamplona. Rectificar es de sabios y el conjunto de la población lo agradecerá.

La autora es representante de la apyma en el Consejo Escolar de la Escuela de Arte de Pamplona y presidenta de la Asociciación de exalumnos de la Escuela de Arte de Pamplona