Hace unos días una delegación de representantes de plataformas contrarias al TAV-AVE se ha reunido en Bruselas con varios eurodiputados, manteniendo interesantes conversaciones sobre el fiasco que el Estado español está cometiendo con la ejecución de las líneas de Alta Velocidad y también de la sobredimensión de una decena de estaciones: La Sagrera, Murcia, Granada, etcétera, donde actualmente el Ministerio de Fomento y Adif están trabajando. Aparte de las dos recomendaciones anteriores del Tribunal de Cuentas de la UE (2017 y 2018) en las que constatan el sobrecoste de las obras y el tiempo invertido, la poca ocupación de viajeros, la velocidad no competitiva de los TAV y otras cuestiones negativas, han vuelto a insistir en el sobrecoste de estas obras en un 186% más y, ante tal despropósito y gasto descontrolado que pudiera haber, van a sufrir una rebaja muy sustancial las subvenciones de la UE para temas ferroviarios. Entre las consideraciones de la UE dicen que las construcciones de la Alta Velocidad en España son decisiones políticas que obedecen a los distintos gobiernos de turno y otra no menos importante es que estos trenes de Alta Velocidad no van a transportar mercancías nunca, solo es para viajeros. Por consiguiente, y después de oír estas consideraciones de la UE en temas ferroviarios, no se entiende que tanto la Y vasca, como el TAV por Navarra y otras líneas en obras, no son paralizadas, no son reconsideradas que se puedan abrir otras alternativas (que las hay) y que se dejen de malgastar ese dineral público. Y para finalizar creo que la UE, además de dictaminar recomendaciones, debería sancionar más fuerte a los gobiernos que incumplen esas normas y gastan tan alegremente esas millonadas, cuando hay otras necesidades mas prioritarias, más sociales y de sentido común.