Yo partía de una experiencia anterior. Hace tres años tuve un parto inducido, que para mí fue bastante traumático. Fueron 46 horas de inducción, en el que fui atendida por 4-5 turnos de diferentes profesionales sanitarios del hospital Virgen del Camino (Iruñea). Esa experiencia sobre todo fue mala, porque el parto fue largo, duro, instrumentalizado y difícil.

La asistencia y trato que recibí en ese primer parto fue, en general, buena, correcta y profesional; aunque hubo comentarios y juicios de valor fuera de lugar (“ésta es la del plan de parto, demasiado piel con piel estás haciendo”, etcétera) por parte de algunos sanitarios. Pero por fortuna fueron excepciones.

Y esa mala primera experiencia hizo que llegase a este segundo parto con miedo a una nueva inducción. Por suerte, el parto se inició espontáneamente y pude tener un parto natural, rápido y sin apenas intervención.

Sé que en un parto influyen muchísimos factores (fisiológicos, emocionales, sanitarios...), y que todo no depende del tipo de asistencia y trato recibido. Pero, en mi caso, no ha tenido nada que ver un parto con otro, y de manera determinante influyó y ha influido en mí la asistencia que recibí tanto en el paritorio como en la 1ª planta de maternidad.

Creo que tan importante es reclamar cuando un servicio no ha sido correcto, como valorar positivamente y agradecer un buen servicio, competente, profesional, y sobre todo cercano, humano y respetuoso. Ya que creo que muchas mujeres, cuando estamos de parto y en las posteriores horas y días, somos extremadamente vulnerables y sensibles, y un trato cercano, respetuoso y humanizado es esencial.

Por todo ello, quiero agradecer personalmente a las matronas Itziar Bravo y su compañera Ángela y a la auxiliar que las acompañó en la sala de dilatación, y a Natalia Llorens, de 1ª planta de maternal, por el tiempo y la delicadeza invertida en recomendarme sobre diferentes cuestiones.

Así mismo, valoro muy positivamente los cambios que se han dado en los últimos años y meses. Como poder cambiarles el pañal en la habitación, que las habitaciones sean dobles y no triples, tener asistencia de matronas en planta, que en todo momento nos pregunten e informen antes de hacer cualquier asistencia al bebé... Como por ejemplo cortarle el frenillo, y hasta esa intervención la hicieron en la habitación delante nuestra. O realizar la prueba del talón en la propia habitación. Para mí todo un lujo.

Espero que esta apuesta por la humanizacion del CHN y este camino iniciado de cambios positivos siga y que, como yo, muchísimas mujeres salgan reforzadas y empoderadas de esta experiencia tan bella que es dar a luz.

Teniendo en cuenta los cambios producidos en los últimos años, y valorando enormemente el esfuerzo que el equipo completo del hospital está realizando para hacernos mucho más fácil y natural una experiencia tan bonita como ser madre, me hubiera ayudado conocer de antemano lo que nos vamos a encontrar cuando acudimos al hospital a parir. En mi caso, creo que me hubiera tranquilizado mucho.

Eskerrik asko Itziar, Angela, Natalia... y todo el equipo!!