Nini es el término despectivo con el que los que nos gobiernan han bautizado a una generación a la que no han podido, en realidad no han querido, formar con el nivel suficiente para que puedan desenvolverse en este mundo tan cambiante al que les hemos abocado a vivir. Si tenemos en cuenta que además los burócratas de la UE se han llevado a China los puestos de trabajo en el sector industrial que permitieron vivir dignamente a sus padres, el panorama generacional es desolador. Jóvenes a los que se niega cualquier tipo de ayuda social por vivir con sus progenitores, pero que no pueden contar con subsidios si se van de su casa. Y mientras tanto las ONG lloran suplicantes para que les traigan jóvenes extranjeros a los que cuidar y mantener. ¿Por qué no cuidamos a nuestros jóvenes en lugar de exigirles la competitividad que a los recién llegados nadie exige? No estamos siendo justos con nuestra juventud, no estamos dándoles un futuro en el que creer, un trabajo con el que realizarse y una formación que les permita ser críticos con el buenismo imperante y con los hipócritas que nos gobiernan. Señores políticos; preocúpense más de nuestra juventud y menos de tratar de salvar al resto del mundo.