En el artículo de su periódico publicado el 31 de enero bajo el titular “la cárcel de Pamplona lleva al menos una semana sin atención médica”, el movimiento Salhaketa hace la siguiente afirmación: “la falta de personal médico ha hecho que otros profesionales como los carceleros hayan adoptado funciones que no les corresponden, como cribar quienes necesitan asistencia inmediata y quienes pueden esperar”.

Como responsable del sindicato ACAIP en el centro penitenciario de Pamplona, me veo en la obligación de aclarar la mentira que en esa afirmación se vierte. Primero, recordarles que las personas que nos dedicamos a la custodia y reinserción, sí, reinserción también, señores de Salhaketa, de los privados de libertad, nos llamamos funcionarios de prisiones, la palabra que de forma despectiva, carceleros, nos dedican, era utilizada por aquellos que en tiempos pasados deseaban nuestra muerte. Ya veo que no solo odian el sistema, sino también a los que diariamente lo humanizan con su trabajo y buen hacer en los centros penitenciarios.

Segundo, es mentira que los funcionarios de prisiones decidamos quiénes necesitan atención médica y quiénes no, faltaría más, cuando un interno demanda atención sanitaria, lo ponemos en conocimiento del personal de enfermería, el cual decide qué hacer. En ningún momento se le niega a un interno la asistencia sanitaria. También me gustaría que reconociesen la labor que los profesionales de la enfermería están haciendo ante esta falta alarmante de facultativos, ya que ellos están siendo los grandes olvidados.