Acabo de ver la película Vida oculta, de Terrence Malick, una obra de arte magnífica, si bien, a mi modo de ver, excesivamente larga (174 minutos); pero creo que es muy ilustrativa para mostrar la historia de un héroe anónimo, Franz Jagerstatter, que llevó sus convencimientos hasta las últimas consecuencias, su ejecución por parte del estado nazi.No hace falta reflexionar mucho para señalar que aquí, en España, tenemos representantes políticos y sociales plenamente pacifistas, que están en la prisión o en el exilio, por llevar hasta sus últimas consecuencias sus convicciones democráticas.Es muy fácil juzgar a distancia, geográfica y temporal, pero ser críticos de forma objetiva, con la situación actual, con los independentistas catalanes, requiere un esfuerzo superior, es más cómodo ser acríticos, conformarnos con las explicaciones institucionales o de los medios de comunicación afines, que conforman estas tesis oficialistas, actuando como Joker.El pacifismo es una expresión ética y moral, que nuestros representantes represaliados han mostrado de forma sincera, mientras que la actitud y respuesta del estado profundo español, instigado por el rey, no aguanta la prueba del algodón, ya que saldría negro como el betún.