l pasado 5 de marzo, unos días antes de empezar el confinamiento por la pandemia, tuvimos una reunión con el concejal delegado de Proyectos Estratégicos, Movilidad y Sostenibilidad, Fermín Alonso y la responsable de Movilidad Maribel Gómez en la que se nos dio a conocer el anteproyecto trabajado por el Grupo Técnico de Movilidad que había tenido en cuenta las aportaciones de colectivos ciclistas y de diversas asociaciones de la Txantrea que venimos trabajando en este tema desde hace varios años.

Saludamos con una gran satisfacción dicho anteproyecto dado que va a permitir que subir y bajar a Pamplona en bici deje de ser ese enorme riesgo que venía representando hasta ahora y desde hace ya demasiado tiempo. Creemos que un carril bici de doble dirección, 2,5 metros, y segregado del resto del tráfico concuerda con los criterios que siempre hemos defendido. Se incluyen además otras medidas que mejoran el transporte público y las condiciones de quienes se desplazan a pie. Así que, bienvenido sea. Más vale tarde que nunca.

Sin embargo, hay una parte del anteproyecto que no solo no compartimos, sino que rechazamos de plano. Nos referimos a la decisión de poder enlazar dicho carril bici con otro situado en una carretera de doble sentido y con acera, incluida en el proyecto de urbanización del parque de Txantrea Sur que enlazaría a su vez con Burlada. Las razones de nuestra oposición son dos: la primera, que implica la construcción de una rotonda bajo pretexto de que las bicis que suban o bajen de Pamplona o de la Rotxapea puedan enlazar con esta nueva carretera. La segunda es que el trazado de la nueva carretera atraviesa la parte sur del actual Parque Irubide. Ello va a propiciar, de hecho, un aumento de la circulación de coches hacia Burlada y más contaminación, va a estropear un parque ya existente y muy utilizado para caminar hasta el Casco Antiguo por mucha parte del vecindario. La nueva carretera por Irubide va a conllevar la destrucción de una buena parte de su arbolado actual, y, además, va a reducir significativamente el patio del Instituto Padre Moret-Irubide, tan utilizado por los más de seiscientos alumnos y alumnas de dicho centro.

Realmente no parece que tenga ningún sentido el dañar seriamente un parque bajo el pretexto de construir otro más grande o de que se precisa de una nueva carretera para dar salida al vecindario de las nuevas viviendas que están por construir.

Precisamente porque compartimos la filosofía que subyace en la promoción de los carriles bici, de fomento del uso de la bici, del paseo y del transporte público y en la Estrategia Pamplona 2030, donde se plantea la contención del uso del coche y el cuidado del medio ambiente, seguimos oponiéndonos firmemente a los planes de introducir una nueva vía por el parque Irubide, introduciendo una carretera al servicio fundamentalmente de los coches que lo atraviesa sin piedad. Habría otras soluciones utilizando las calles ya existentes. No nos cansaremos de repetirlo, como llevamos años haciéndolo en todos los foros en que hemos participado.

Nunca es tarde para repensar y replanificar. Se deberían buscar soluciones para reordenar el tráfico en las calles adyacentes al parque, de manera que se garantizase una correcta movilidad en las nuevas viviendas. Todo es revisable. Solamente hace falta partir del principio de que los espacios verdes ya existentes y utilizados son un bien común que no puede ser dañado bajo ningún pretexto. Todos los grupos municipales deberían tomar urgentemente cartas en este asunto, ya que el inicio de las obras es inminente. Defendemos, sí, un corredor sostenible de Labrit pero sin ninguna rotonda ni nuevas vías innecesarias que desnaturalizan y estropean el actual parque Irubide. ¿Es ese el precio a pagar? Es más bien un contrasentido. Las políticas de movilidad requieren ser más coherentes y sostenibles.

Los autores son miembros de la Asociación Vecinal Arga Txantrea