Un ilustre comentarista publica en la prensa un denso artículo sobre la falta de solidaridad interterritorial de Euskadi al Fondo de Compensación, calificándolo de chiste de mal gusto. Seguramente desconoce que hubo dos guerras, una 1834 y otra en 1874 en defensa de la libertad y los fueros del pueblo vasco por la invasión de España. Antonio Cánovas del Castillo, por ley de 21 de julio de 1876, abolió manu militari los fueros vascos, cuyo origen se pierde en los tiempos. Por el decreto de 25 de febrero de 1878 se otorgó el primer Concierto Económico que se trataba de una simple concesión al vencido. A pesar de ser una imposición, para guardar las apariencias se llamó pacto. Sin olvidar que en 1937 Franco humilló a Gipuzkoa y Bizkaia denominándolas provincias traidoras. Además, muchos vascos tuvieron que exiliarse y todos soportar más 40 años de cruel dictadura. Parece que también ignora el autor que las relaciones entre la CAV y España se rigen por el Estatuto de Gernika, en el que se fijan las condiciones para mantener el concierto económico que regula las relaciones entre ambas administraciones. Fueron aprobados por Las Cortes españolas y ratificado en referéndum. Lo que significa que los términos económicos se rigen por el Concierto Económico y no es de aplicación el régimen común. Por cierto que el autor reconoce que la CAV aporta el 6,24% del PIB del Estado, cuando realmente debería ser el 4,6%, diferencia que juzga sin importancia y recordarla también le parece una broma de mal gusto. Detrás de todo el contenido literario con pretensiones de erudición hay una voluntad de dar lecciones al insolidario pueblo vasco, pero convendría que se informara de la historia de los flujos de tesorería mutuos entre la Hacienda española y las Diputaciones forales. Se sorprenderá de la solidaridad de los vascos y que no es un chiste de mal gusto. Las ironías a costa del pueblo vasco han producido mucho dolor.