Quién tiene más razón que el perro cuando ladra solito, para qué ladrar entre un montón de perros si le ahogan los gritos.Eso me pasa a mí que voy como alma en pena predicando en el desierto y mendigando que eliminen esas barreras físicas sin que en la actualidad apenas nadie atienda ni entienda ni quiera entender lo que reivindico.Toda la vida combatiendo esas malditas barreras arquitectónicas, que tanto dolor y dificultad suponen para muchas personas en nuestra sociedad, y todavía existen asuntos como el del patrimonio histórico en el cual apenas se ha intentado adaptar las edificaciones para que sean accesibles y utilizadas por discapacitados. Son muy pocos los edificios históricos que hayan sido medianamente adaptados y se han olvidado incluso de muchos de ellos que no presentaban en principio gran dificultad. Ahora se celebran actos de conmemoración del VIII Centenario de la Consagración de Roncesvalles y pocas cosas me gustaría más que haber participado en sus actividades pues seguramente van a participar personas de gran cultura, valía y entendimiento, personas que irradian tranquilidad y confianza y entre los cuales uno se siente felizmente entendido.Pues bien, dada mi discapacidad, me ocurre que no voy a poder asistir, al menos a la basílica, por las condiciones físicas de los accesos.En fin, que les vaya bien en sus charlas y conferencias y procuren no tropezar en las escaleras.