egún egún el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, los carteles que dicen que Pamplona no tolera las agresiones sexistas / Iruñeak ez du eraso sexistarik onartzen son "obvios, no tienen sentido. Y, por tanto, lo oportuno sería retirarlos". Así respondió a un ciudadano o ciudadana anónima que, a través de la web municipal, pedía a Alcaldía que los quitara. El alcalde le dio la razón y prometió buscar "la oportunidad y el momento de hacerlo para no crear polémicas interesadas". Maya mostraba así el desprecio que le inspira el compromiso público adquirido por la ciudad contra la violencia machista en los últimos años. Una violencia que anualmente se cobra más de 40 vidas en el Estado. La pregunta es, ¿a quién molestan estos carteles? Solo se me ocurre un colectivo, particularmente: el de los maltratadores. Y a quienes prefieren la ocultación del problema, para no hurgar en su naturaleza estructural ni afrontar los cambios sociales, culturales y educativos que requiere su erradicación. La estrategia de tapar la violencia contra las mujeres ha prevalecido durante décadas, también en Navarra. Y es perversa, porque refuerza la impunidad de los agresores. Navarra Suma debería plantearse muy seriamente a quién representa con esa apuesta.

Eliminar los carteles no es ninguna "tontería", como dijo la señora Caballero en comisión, sino el reflejo del machismo incrustado en sus filas y en la persona del alcalde, que defendió esa postura días después en Radio Euskadi, aludiendo a su supuesta obviedad para "el ciudadano medio" (de la ciudadana no suele acordarse, como comprobamos habitualmente en sus intervenciones). No solo demuestra la ignorancia de Maya sobre el tema; también su evidente desinterés por remover los obstáculos para que desaparezca, como encomiendan todas las leyes de igualdad y la propia Ordenanza Municipal. Es precisamente dentro de esa normalidad que se asumen y a veces toleran, e incluso justifican, las agresiones sexistas.

Volver a los tiempos del silenciamiento es traicionar a las mujeres. Hoy es el día en que, pese a los reiterados requerimientos, el concejal de Seguridad Ciudadana incluye los casos de violencia de género bajo el epígrafe de violencia intrafamiliar. Al igual que hace Vox.

La preocupación de Navarra Suma porque se visibilice la violencia machista viene de lejos. El 9 de febrero, en una entrevista, el señor Maya decía del caso de la Manada: "fue palizón a la imagen de Pamplona". Palizón sí, para la víctima. Pamplona estuvo a la altura y se convirtió en referente de la respuesta social e institucional contra la violencia machista. La única imagen que resultó lastrada esos Sanfermines fue la de Iruñea como destino turístico festivo del todo vale, donde cada 6 de julio veíamos en la tele manoseos a mujeres en la plaza Consistorial. Y en el mandato anterior, el señor Maya no hizo nada para impedirlo, a diferencia del gobierno de Joseba Asiron, que se implicó desde el primer día en poner fin a esas imágenes y actitudes, trabajando con los medios e implicando a la Policía Municipal.

El caso de la Manada unió a la ciudad, al movimiento feminista y a los gobiernos del cambio en una posición pública común en contra de las agresiones. Los carteles que Maya quiere eliminar son el símbolo de esa unión. Y no son obvios. La víctima de la Manada fue valiente. Porque solo el 8% de las mujeres que sufre una agresión sexual fuera de la pareja denuncia, según la encuesta del Ministerio de Igualdad. El resto no por vergüenza (25,9%), temor a no ser creída (20,8%) o por ser menor (35,4%). Es decir, el 92% de las agresiones sexuales permanecen ocultas e impunes. Quitar los carteles que expresan públicamente el apoyo a las agredidas es reforzar esa impunidad y la táctica del escarmiento, y perpetuar la cultura del silencio impuesto durante siglos a las mujeres ante las múltiples violencias que sufrimos. Por el contrario, poner un cartel en contra de las agresiones es decir a ese 92%, y al 57,3% que ha sufrido agresiones, según la misma encuesta: "estamos con vosotras". Y apostar porque esta realidad cambie. Y es, también, mandar un mensaje claro a los agresores y quienes les encubren: no vamos a apoyar vuestras maniobras.

Navarra Suma se ha posicionado en contra de las víctimas. Debe aclarar a quién representa si, como Vox, a maltratadores y agresores y al juez que no vio agresión sino gozo en la violación múltiple de la Manada, o a esa Pamplona digna que se puso en pie en defensa de una chavala y de todas las mujeres que exigimos respeto y justicia.

La autora es concejala de EH Bildu