Estimados todos aquellos que sientan alusión o ataque en lo que vengo a manifestar.Desde que nacemos vivimos etiquetados, puedes ser un hombre o una mujer, eres blanco o no lo eres, vives en la Milagrosa o en avenida Bayona, y así hasta llegar al millón de posibilidades. Esto marca no sólo quiénes somos, sino la desigualdad por la que, de forma sistémica, vamos a pasar en nuestra vida; incluyendo en esta discriminación el trato que recibiremos y las oportunidades que nos surgirán a lo largo de nuestras vidas.¿Cómo es posible que la brecha salarial en España sea, según fuentes ministeriales, del 22%? ¿Cómo debemos analizar que los índices de riesgo de pobreza que nos suministra la European Anti Poverty Network adviertan desde 2004 de una diferencia de alrededor de dos puntos porcentuales entre mujeres y hombres (claramente en favor del hombre)? La ONU sabe el porqué de esta diferencia: la parcialidad y precariedad de los contratos laborales, la minusvaloración del puesto de trabajo y la propia autominusvaloración fruto de las presiones sociales a las que, por regla general, son sometidas las mujeres.Lo que para nuestros gobernantes es la solución: aprobar reales decretos ampliando los mecanismos jurídicos para combatir esta situación, otros creemos que la fórmula es la de orientar nuestros intereses propios hacia el interés general. Acabaré citando a Joseph E. Stiglitz: "Parece que evolucionamos de manera resulta hacia una economía y una democracia del 1 por ciento, por el 1 por ciento y para el 1 por ciento".