Como otras veces, relacionado ahora con la macronevada que ha irrumpido en este país, hemos podido comprobar una vez más el extraordinario poderío de la UME, que es, por lo visto, solo una pequeña parte de nuestro gran entramado militar, no dedicado específicamente a intervenciones bélicas sino a cosas de emergencias de apoyo social en incendios, inundaciones o, como en este caso, un caos producido por una gran nevada, pero que cuenta con un equipamiento sorprendente. Parece ser que nuestro ejército está perfectamente equipado, y nos lo demuestra el conocimiento al que podemos acceder a través, precisamente, de la UME, por su vinculación más o menos cotidiana con nuestra sociedad, que no por la información que puedan haber ofrecido nuestros alternativos gobiernos, siempre con un velado hermetismo al respecto.Todoterrenos y vehículos de todo tipo impecablemente pintados, ambulancias, camiones de bomberos, cuñas quitanieves, orugas para moverse en la nieve, retro excavadoras o maquinaria pesada de todo tipo. Pero también un equipo humano enorme de médicos, enfermeros, veterinarios, perfectamente equipados para enfrentarse a cualquier tipo de pandemia con EPI, mascarillas, gafas, guantes, máscaras antigás, trajes especiales de todo tipo que ya poseían cuando comenzó nuestro verdadero gran desastre social por causa de la covid-19.Pero, curiosamente, llama la atención que este extraordinario equipamiento no lo tuvieran nuestros sanitarios. Que el equipamiento de nuestras fuerzas armadas parece ser que ha sido más importante para nuestros gobiernos que el equipamiento de nuestra sanidad pública, a pesar de no estar en guerra con nadie, que sepamos. Tampoco hemos sabido que nuestras fuerzas armadas hayan compartido nunca su equipamiento médico con nuestra sanidad pública. Se han producido en ella muchísimas bajas por infecciones del coronavirus, e incluso muchos fallecimientos de unos sanitarios que lo han dado todo por nuestra sociedad. Da la impresión de que nuestras fuerzas armadas han mirado para otro lado ante la heroicidad de nuestros sanitarios, siendo curiosamente la heroicidad una cualidad tan venerada por el espíritu militar.