Querido gardacho, hace más de dos años que no te veía y me tenías preocupado. Por fin has aparecido y me has dado la alegría del mes, del trimestre o del año, lo que te parezca mejor. Sabes que te queremos y nos pareces el lagarto más guapo del mundo, que lo sepas. No te haremos daño. Si quieres te prepararemos en la tartera grande de barro agua para que bebas, para que caigan los mosquitos y las cucarachas, abejorros y toda clase de bichos que te gustan y comas. A las mariposas procura no comer muchas, solo las que se mueran, porque son tan bonitas como tú o más. En otoño ya sé que pones los huevos en el musgo o debajo de tierra. No te molestaremos para que nazcan todos los que puedas poner. Serán bienvenidos, pero tampoco traigas más de la cuenta y no llenes el campo de criaturas verdes de rabo verde y elegante. Ahora, de cara al verano, vais a tener sol hasta hartar. Que lo disfrutes. Vendré todas las semanas a ver cómo lo llevas y, mientras leo un libro, miraré de reojo a ver por dónde vas, de dónde sales y qué haces. Este año estoy contento porque he visto que sigues estando de buen ver, elegante con traje verde, vestido muy verde y zapatos verdes. Bienvenidos. Nos vemos.