Seguramente hoy para ti solo habré sido un brazo más en el polideportivo de la UPNA. Pero te aseguro que esta vacuna significa muchas cosas importantes: tranquilidad para quien nos quiere, seguridad de reencuentros, opciones de viajar fuera de nuestras fronteras. Poniéndonos extremas, puede que incluso mantener lejos la UCI o algo peor... En definitiva, vida.Creo que dentro de muchos años (con la mascarilla es difícil saberlo, pero me has parecido muy joven) cuando seas una enfermera jubilada y con la objetividad que dan la distancia o el paso del tiempo, podrás decir orgullosa: “Yo estuve ahí, en los vacunódromos”. Y contar que fue algo excepcional porque una pandemia paralizó la tierra e hizo desaparecer a millones de personas.Valoro mucho la suerte de pertenecer a esta parte del mundo, donde se puede elegir libremente si vacunar o no; donde se puede decidir qué información quiero leer y además reenviar a personas reales o virtuales. Donde se pueden buscar y obtener argumentos totalmente válidos a favor y en contra de medidas impuestas. No tengo ni idea de cuestiones macroeconómicas, geopolíticas, intereses de laboratorios, teorías conspirativas ni demás cuestiones de las que (también) se habla y que seguro tendrán mucha parte de razón. Lo que ocurre es que ahora mismo, y después de lo vivido, quiero centrarme en lo que siento. Que no es otra cosa que alivio y agradecimiento.