Cinco eternos años han pasado desde que sucedieron los hechos. Cinco años de sufrimiento, de incertidumbre. Cinco años de dudas. Cinco años de falsas acusaciones y cuestionamientos a la víctima. Cinco años ha tardado en confesar uno de los miembros de La Manada. Cinco fueron los jóvenes que abusaron sexualmente de una joven en los Sanfermines de 2016. Solo uno de esos cinco ha sido capaz de reconocer los hechos y de pedir perdón públicamente a la víctima. Pero un perdón ficticio, falso, sin ningún tipo de remordimiento va a sanar los cinco años de dolor, humillación y traumas que ha tenido que vivir la víctima.