Hace tiempo que la derecha católica, apostólica y romana -la que pontifica s obre el bien y el mal-, no traga al Papa Francisco; y más ahora, cuando dice que el liberalismo económico no es cristiano y aboga por reducir la jornada laboral para crear más empleo, y defiende una justicia social con un salario universal para combatir la miseria, los ataques se recrudecen con saña. Por eso, Santiago Abascal -emulando a Garzón con el Rey- deja claro que repudia su autoridad citándolo como “el ciudadano Bergoglio”. Asimismo, la ultraconservadora Díaz-Ayuso objeta “que un católico que habla español pida perdón sobre los pecados cometidos por la Iglesia Católica durante la conquista”. Pero aún me resulta más sorprendente que el devoto Francisco Marhuenda lo tache de “antiespañol, que lo demuestra y de populista, peronista de izquierdas”.Me quedo boquiabierto y ojiplático porque, ¿acaso, para los católicos, no es el Pontífice el Vicario de Cristo en la Tierra -la piedra sobre la que fundó su Iglesia- al que deben respeto y obediencia? ¡Uy, uy, uy...! Si los Papas no critican la desigualdad que genera el materialismo capitalista -dos milenios salvo excepciones-, hay disciplinado silencio... Se diría que estos creyentes solo respetan al dios dinero.