Llevamos décadas soportando una continua corrupción general de políticos de diferentes partidos del Estado. Se trata, además, de una corrupción muy peculiar. Veamos: la primera autoridad del Estado, el monarca Juan Carlos, con numerosos hechos delictivos -y graves- reconocidos por la propia Fiscalía, pero, unos, salvados por su inviolabilidad (mal interpretada), otros, por prescripción y algunos por no haberse podido justificar, como las comisiones del AVE, parece que se va a librar de ser juzgado. Pero está claro que se libra de ser juzgado por la justicia, pero no por la sociedad y su propia conciencia, y que son evidentes sus tropelías: por ejemplo, las millonarias cuentas en paraísos fiscales, o los 65 millones de euros del AVE con la ayuda de su amante, y estando todavía pendiente la demanda de Corinna. Si la primera autoridad española comete, a lo largo de muchos años, estos desmanes -reconocidos por el Ministerio Fiscal en su propio auto de archivo-, los políticos, sobre todo del PSOE y PP, han continuado por ese camino encabezado por el rey Juan Carlos de Borbón al que rinden pleitesía, y colocado en el puesto, para más sonrojo, por el mismísimo Franco. Por recordar, aquí va una pequeña muestra de la banda de malhechores que deciden nuestro presente y futuro: Aznar pagó multa de 70 mil euros por irregular declaración Hacienda, más otros 200 mil de liquidación complementaria; Griñán, Chaves, Rodrigo Rato, Ana Mato, Jaume Matas, Narcis Serra, Alberto Ruiz Gallardón, Virgilio Zapatero, José Barrionuevo, Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Andoni Asunción (este falleció cuando lo estaban investigando), por poner algunos ejemplos, así como diversos president@s de varias Comunidades, en la mente de todos, y un largo etcétera. De esta relación, unos han estado en la cárcel; otros, condenados a penas inferiores; otros a multas; otros investigados por corrupción o sospechosos de serlo, y todavía muchos pendientes de resolución judicial. Ah!, eso sí, también fueron indultados varios de ellos por uno u otro Gobierno de turno. Este comportamiento permanente, sostenido en el tiempo y vergonzante, reafirma lo que tan bien resumió Juan José Millás en un programa de radio: "La corrupción en España es estructural". Tenía toda la razón. ¡A ver quién para esto!