Desde hace decenios y algún lustro, el sistema educativo español ha estrechado, paulatinamente, en las numerosas reformas y planes de estudio habidos hasta hoy, las asignaturas más relacionadas con la cualidad de ser humano, como Latín, Griego, Literatura, Arte, Historia, Filosofía... sobre las que no hace falta consultar cifras oficiales para saber que son materias postergadas en la enseñanza actual, con carácter opcional para el examen de EVAU y escasa demanda a nivel universitario. En estas circunstancias, tales conocimientos pierden prestigio en el ambiente estudiantil y quedan relegadas a contenidos "de los que conviene poseer cierto barniz cultural" para quedar bien en sociedad, como diría Andrés Amorós. Por eso, muchos alumnos se orientan a especialidades de ciencias, comercio e informática, que les facilitan un lucrativo modo de vida con remuneraciones más copiosas. En tal caso, las únicas carreras de letras que salen fortalecidas de la rigurosa criba son los idiomas, particularmente el Inglés, por las innumerables ventajas que ofrece en el orden cultural, social y económico en sus formas más variadas, a través de todo el mundo. De ahí que ni sirva de nada acudir a efectistas frases hechas y decir que lo mismo sucede en todas partes, pues naciones como Inglaterra, Alemania, Italia o Francia siguen siendo hoy pioneras en el cultivo de las humanidades, conscientes de que nada es más formativo para un país que el estudio de su literatura, su historia, su filosofía... pues, no en vano, son las ramas del saber que mejor determinan la vida real del hombre y de la mujer.