¡Amigo Jose Mari! Después de formar familia y sacarla adelante, creaste una filosofía de vida envidiable, una anarquía a tu manera, tu chabola, tu Falcon Crest en la que pasaste tantos ratos, tus almuercicos con los tuyos, ¡qué morcillicas asadas! Tus vínicos con Sebastianico, Santarnea, Gaitxes, Katxo, etcétera. Qué final de vida, con 92 años te has ido creo que sin enterarte. Descansa en paz, goian bego. ¡Ah!, por cierto! Te prometí que mientras vivieras mantendría el terminal para recargar tu teléfono, lo he cumplido, mañana lo daré de baja. ¡Hasta siempre!