Somos padres de una adolescente que está en tratamiento por depresión. Llevamos más de un año en este proceso. Esta carta está dirigida al Hospital de Día de la Txantrea, ya que nos sentimos muy agradecidos. Sin la ayuda de su equipo de profesionales, nuestra hija hoy no estaría con nosotros y no habríamos sabido cómo encauzar el problema. Lo primero que te preguntas como padre es el porqué quiere quitarse la vida. Nuestra hija no es la primera ni la última que está en esta situación. Las familias no estamos preparadas para tratar la depresión, por eso se debería normalizar y hablar con serenidad de esta enfermedad. Cuando una persona tiene fiebre va a su médico de familia, pues cuando uno se siente triste, apático y sin ganas de vivir, también se debe de ir al médico de familia. La depresión tratada se cura. A nosotros ir al hospital de día nos ha cambiado la vida. Tanto nuestra hija como nosotros, como padres, hemos aprendido a gestionar mejor las emociones. Creemos que Salud Mental cuenta con pocos recursos y que es necesario más centros y hospitales de día tanto para menores como para adultos. Damos las gracias a todos los especialistas que nos han atendido en el Hospital de Día de la Txantrea, donde en ningún momento nos hemos sentido juzgados. Sus pautas a seguir han sido la clave de la recuperación de nuestra hija y del apoyo a papá y mamá.