Nuestra hermana Xaio no pudo llamar a este servicio, como medida de prevención y apoyo, porque no existía. Y tampoco nosotras supimos responder a su dolor y necesario apoyo. Ahora la recordamos cuando se cumple un año de su decisión de suicidio.Nos duele, pero la recordamos con alegría. Porque ella era así, alegre, inquieta, comprometida. Por eso nos duele, porque quizás alguien más debió atender y responder a sus llamadas de socorro.

Su trabajo como funcionaria en Osasunbidea se había convertido en un sufrimiento diario debido a los dolores que padecía. Años atrás, un grave accidente y una dura rehabilitación le dejaron secuelas que sólo la medicación continua, una movilidad reducida y su scooter solucionaban. Las bajas médicas se sucedían periódicamente y una necesaria operación de columna se retrasaba sin fecha. Entonces, llegó la mutua y mandó parar, negándole cualquier baja. Las mutuas son asociaciones privadas de empresas con competencias públicas en la gestión y reconocimiento de las prestaciones y, aún siendo colaboradoras de la Seguridad Social, tienen un claro interés particular: defender al colectivo al que representan, las empresas. Así las califican los sindicatos y también nuestra hermana lo denunciaba por escrito. Y es vox populi, decía, que la inspección médica no es imparcial. Trabaja para quien le paga, no para las trabajadoras que están enfermas.

Da la sensación de que las especialistas en medicina del trabajo no han hecho el famoso juramento hipocrático.Sus bajas médicas eran calificadas como trastorno adaptativo debido a latigazos físicos y la Inspección decidió su reingreso al trabajo hasta que fuera posible operar esa columna. Y en la lista de espera estaba, sumando sus vacaciones a permisos sin sueldo, sin que llegara la operación. Ella nos escribía: “Así que tengo que pagarme yo misma la baja con un permiso sin sueldo, porque mi empresa, Osasunbidea, no me atiende como debería (...) Bajas aparte, ¿alguien se responsabilizará porque voy a quedarme, según me han dicho en cirugía, peor de lo que hubiera sido si me atienden cuando lo pedí?”.

La tarde anterior tuvimos que acompañarla a Urgencias del Hospital de Navarra debido a los intensos dolores que sufría y, tras reducir ese sufrimiento, fue dada de alta. En unas horas, en la soledad de su vivienda, decidió quitarse la vida. Ahora, este nuevo Servicio de Atención a la Conducta Suicida ervicio de Atención a la Conducta Suicida se crea para ayudar a aquellas personas cuyo sufrimiento les lleva al límite de sus fuerzas, entendiendo que una persona con una conducta suicida no quiere morir, sino que quiere dejar de sufrir, en palabras de la ministra de Sanidad Carolina Arias. Nos alegra esta reflexión, aunque llegue tarde para Xaio.

Ella denunciaba la situación, pero no supimos escuchar su llamada de ayuda y necesario apoyo. Ni siquiera lo hicieron aquellos con quienes compartió toda una vida de compromiso con causas populares y en defensa de los derechos de la clase trabajadora como militante sindical y euskaldun, sin encontrar el apoyo necesario, personal y laboral.Pero no queremos dirigir nuestro pesar hacia nadie en concreto. La única responsable de la decisión tomada fue nuestra hermana y hoy queremos recordarla con cariño, junto a su denuncia, y lanzar un mensaje optimista y de ánimo para quien lo necesite.

Quizás podamos ayudar a que no se repita si aprendemos a escuchar.