Vi en los medios la manifestación de apoyo a la candidatura de Asiron para repetir en la alcaldía de Pamplona y luego leí y escuché y, con todos los respetos, me entró la risa floja con expresiones que leí como “donde se reivindicó el cambio histórico que la formación abertzale ha traído a Pamplona”. Risa floja que sería la misma si lo leyese en relación a Geroa Bai y Navarra o en relación a cualquier localidad que estos 4 años haya tenido diferentes gestores que de costumbre: Tudela, Estella, Tafalla, la que sea. Y digo risa floja porque si bien es cierto que cada uno de esos entes ha tenido cabezas visibles -también de I-E- no deja de ser un absurdo y un exceso que se venda una capitalización a esos niveles: Asiron y Bildu supusieron el 36% de los pamplonés que votaron cambio, lo que supone que un 64% no votaron a Asiron pero sí a partidos que volcaron la historia. En Navarra, Geroa-Bai supuso el 33% de los votos a las formaciones del cuatripartito. Por tanto, ya digo que es comprensible que se puedan llegar a exagerar expresiones, pero no tanto como para olvidar o negar que lo que provocó el cambio fue algo muy superior a un grupo concreto. Por mucho que haya habido grupos que hayan llevado el peso de las decisiones en sus respectivos ámbitos no vayamos a caer en la falacia de que a fuerza de repetir la historia y solo poner el foco en algunos hechos y sitios a los alemanes los derrotaron los aliados en Normandía y pare usted de contar. Oiga, como que no, no se olvide usted de los rusos. Y, de igual modo, aunque Bildu haya subido mucho hace un mes y Asiron haya recogido buena parte de los votos de tanto Geroa como Aranzadi y etc, eso no convierte el periodo 2015-2019 en un cambio protagonizado por un solo ente. Ni lo que suceda en el futuro, tampoco. Sé que los reduccionismos ayudan a seguir las tramas, pero son injustos con demasiadas personas.