ostaría meses desentrañar por qué un español medio se fía más a priori de una vacuna desarrollada por una compañía farmacéutica estadounidense que hasta hoy no ha desarrollado apenas un solo medicamento o por otra firma cuyo principal directivo vende miles de acciones de su empresa el día que se anuncia que es efectiva al 90% y en cambio se fía menos -o nada- de una vacuna creada en Rusia o China o no digamos ya Cuba. Llámenle educación cultural, política, simple desconocimiento, manías que uno mismo tiene y no sabe ni por qué€ Pero es así, lo ves especialmente en las redes sociales: por norma general, todo lo que venga de Rusia y China es sospechoso, cuando no cutre, malo o directamente un producto que se habrá probado en miles de presos obligados a ello en cárceles de Siberia o de la estepa tibetana o de La Habana, mientras que todo aquello que huela a anglosajón o alemán es, de partida, al menos algo a ponderar en positivo. Por supuesto ni hablamos ya si la vacuna viene de América Latina, India o África, eso ya ni se considera. Ni siquiera Italia: esos, pizza, esculturas, vino y ligar, lo demás ni puta idea. Pero, de un plumazo, te ciscas en dos superpotencias mundiales a todos los niveles con un desarrollo científico y tecnológico bestial. Imagino que décadas de propaganda anti son más que suficientes, una propaganda que nos hemos tragado a todos los niveles vía medios, cine, literatura, etc. Los rusos y los chinos son malos, punto, no hay más que comentar. Bueno, ya veremos qué vacunas finalmente salen y si podemos elegir la que nos ponemos como quien elige espárragos de aquí o de Perú. No sé, en mi vida he preguntado de dónde es la vacuna que le ponen a mi hijo o si la que me voy a poner de la gripe es de Olite o de París. Ni idea. Pero para esto parece que va a ser importante. Igual hasta se hacen camisetas: Yo me puse la vacuna china y aquí estoy.