l abuelo de Harrison Tyler nació en 1790. Esto no tiene nada de extraordinario, ya que millones de personas nacieron ese año y millones antes y fueron luego abuelos o abuelas de alguien. Lo extraordinario del caso es que Harrison Tyler está vivo. Y que, efectivamente, su abuelo, John Tyler nació en 1790. Pues mi abuelo nació en el siglo XVIII, chavalico, le imagino fardando en el cole. Ya es un anciano, Harrison, de 92 años, con Alzheimer, así que nada recuerda de su famoso abuelo, que fue el 10º presidente de los Estados Unidos, de 1841 a 1845. El caso es que para que esta diferencia temporal tan increíble se haya dado -231 años de diferencia entre el nacimiento del abuelo y la aún vida de su nieto- John Tyler tuvo al padre de Harrison -Lyon- con 63 años en 1853 y este tal Lyon tuvo a Harrison en 1928 nada menos que con 75 años. Se están cruzando entre apenas 3 generaciones 4 siglos de historia, ahí queda eso. El dato como tal tiene la curiosidad que normalmente se busca en la dirección contraria, cuando nos quedamos atónitos ante una bisabuela sexagenaria o una tatarabuela octogenaria, en esta sociedad cada vez más tardía en la maternidad, solo que bajo el prisma opuesto de la amplísima distancia que separa a unos de otros, tanta que da vueltas la cabeza. Cuando John Tyler murió su hijo Lyon tenía 9 años y cuando Lyon murió su hijo Harrison tenía 7. El nieto nació 66 años después de que muriera su abuelo. Si el abuelo John hubiese sobrevivido al destino hubiese sido abuelo a la increíble edad de 138 años. Busquen, busquen fechas así en su genealogía y seguro que no encuentran ni de muy lejos unas cifras tan espectaculares, en este caso, como ya he comentado, por la gran separación temporal entre unos y otros. Es impresionante la cantidad de tiempo que abarcan con tan pocas personas. Como los Borbones, que la sensación es que llevan entre dos 3.000 años.