odría ser peor. Podría hacerse de noche a las 16.55. El 4 de noviembre de 1921, hace 100 años, se hizo de noche en Pamplona a las 16.55. El 10 de diciembre de 1921 -y de 1933 y 1934 y así hasta 1940, que lo cambió Franco-, para las 16.32 ya no se veía un pimiento. Imagínese: 10 de diciembre de 1921, ni televisión, ni internet, ni guasap, ni Tele 5 y para las 4 y media de la tarde oscuro ciego. Pues no pasaba gran cosa. La gente sobrevivía. ¿Cómo? No sé, pero sobrevivían. Tenían hijos en modo fabril y febril, eso sí. Algo tenían que hacer. Luego, como ya se ha comentado, llegó Franco y nos puso 1 hora más que la que había, que es el uso británico, el que nos corresponde por longitud, y hasta hoy. Y ya más tarde, en los 70, todo este pollo de ponernos aún una hora más en marzo y volverla a quitar a finales de octubre por la crisis energética, con lo cual en verano tenemos dos horas más en el reloj que nuestros ancestros y en otoño-invierno una hora más. Nuestros abuelos vivían con esa hora: amanecer a las 4 y media de la mañana en junio y oscurecer a las 8 menos 10 y en invierno amanecer a las 7 y media y oscurecer a las 4 y media. Hay grupos de personas que quieren que volvamos a esos horarios, otros abogan por quedarnos siempre en el horario de invierno y por último están los que se quedarían siempre en el de verano. Todo esto dentro de esta postpuesta idea europea de eliminar para siempre el cambio horario y que cada país escoja para siempre una hora. Yo no sé... Quizá me quedaría con la hora de Málaga. La hora de Málaga el 21 de junio, todo el año, y esa luz y ese sol y ya. O las horas anuales de sol de Phoenix, que tienen 3.800 horas de sol de 4.300 posibles. No esta cueva en la que ya estamos metidos. Porque ya estamos en la cueva. Ya hay nieve en Belagoa. No me jodas, hombre, ¡si antesdeayer estaba en la piscina! Las 4 y media y de noche. Eso es la muerte.