l 21 de septiembre, en una entrevista, la presidenta del Gobierno de Navarra comentó que "con mucha prudencia, los datos van indicando que la pandemia es una cosa casi superada". Dos días después en este hueco deseé que así fuera y al mismo tiempo comenté que la pandemia si algo nos ha enseñado es que hay que tener una prudencia extrema. Poco más tarde, el Instituto de Salud Pública de Navarra también daba por finiquitado el asunto, aunque aclaraba que eso no significa que iba a dejar de circular el virus y que podía "ocasionar ondas en otoño e invierno, aunque con menor afectación progresivamente en la salud gracias a la vacunación". Bueno, los casos se han multiplicado por 8 o 10 en un mes y aunque es cierto que los ingresados aún no llegan a la cuarentena, se ha pasado de 22 a 34. ¿Son estas las ondas de las que hablaba Salud Pública? Es posible y ojalá sea así y se queden en eso, en ondas de unos cuantos días o semanas en las que los casos diarios no se disparen por encima de los 200 y los ingresos semanales no alcancen de nuevo tasas de 50, 60 y 70. Porque eso ya sería tensionar de nuevo todo y porque el propio vicepresidente, Remírez, reconoció que siguen con preocupación la escalada del asunto, llamémosle pandemia, epidemia, endemia o loca academia de policía 4. El caso es que hace mes y pico comentaba que me parecía muy gratuito hablar de finales aunque fuesen prudentes, porque si de tu boca salen cosas en la mente del ciudadano ya están instaladas, aunque también es verdad que a estas alturas la incidencia de lo que pueda decir un político, en una línea u otra, a una persona que lo que quiere es ya comer con los colegas bajo techo e irse de farra pues es muy relativa, por no decir insignificante. Esto no ha terminado, ni mucho menos, le llamemos como le llamemos y tan es así que no se descartan restricciones si continúa la escalada. Así que bocas cerradas y prudencia.