e alegro de que Osasuna haya ganado la Medalla de Oro de Navarra, como imagino que les sucede a miles de navarros y navarras, futboleros o no. La importancia del club y su impacto en la sociedad es más que obvia en sus 101 años de historia y por tanto es irrelevante querer aportar más argumentos. Osasuna merece la medalla. El problema es que estas medallas las merece mucha gente y mucha entidad y a los ciudadanos antes de darnos a conocer quién la gana se nos da a conocer quién opta a ellas y, claro, entonces entra en juego el tema de las comparaciones, que no solo son odiosas sino que en muchísimos casos son candidaturas incomparables, de la misma manera que resulta ridículo ponerse a valorar qué o quién aporta más a una sociedad o qué vale más. Este año estaba entre las candidatas la Asociación Aspace y el cirujano cardíaco infantil Juan Miguel Gil Jaurena. Claro, entonces, inevitablemente, tu cerebro se pone a comparar emocionalmente lo que hacen unos y otros, a lo que se dedican unos y otros y nadie en su sano juicio tiene la más mínima duda de que sentimentalmente la medalla se la llevan o Aspace o el cirujano o cualquiera que desarrolle una actividad similar a la que ellos realizan. ¿Cómo pesas, en qué medida o escala, el inmenso valor vital que tiene lo que día tras día hace Aspace? No puedes, es intangible, es de un valor tan incalculable que solamente puedes pararte y aplaudir. ¿No hace una buena labor también Osasuna con cientos de niños? Sí, la hace, pero ¿la vas a comparar? No se puede comparar. Y no se puede comparar porque ambos están en esferas de la sociedad completamente distintas y por tanto -y es adonde quiero llegar- veo un error mezclar estas churras con merinas o cuando menos ofrecer este conglomerado de candidaturas que tan poco tienen que ver. No sé, la idea de abrirlo a presentación de candidaturas es bueno. Es el final lo que falla.