os ciudadanos en ocasiones contemplamos las explicaciones oficiales de ciertas cuestiones con una mezcla de rabia, estupor, incomprensión, pasmo y finalmente falta de esperanza. Porque yo no puedo pedirle al Gobierno de Navarra que me calcule cuánto va a llover entre tal día y tal día -ni a Aemet- ni cuanta nieve se va a fundir y pasar a los ríos -no se lo puedo pedir a la CHE- ni a qué hora precisa va a entrar la riada en mi portal o llevárseme el coche, porque todos sabemos que un fenómeno natural es eso, natural. Pero sí puedo y debo pedirle y hacerlo a todos los entes implicados -gobiernos, ayuntamientos, Aemet, CHE, empresas con intereses en pantanos como el de Eugi- que a la voz de ya conformen un grupo de trabajo estable que analice las últimas riadas -2013, 2015, 2018, 2019, 2021- y establezca cauces de actuación y presupuestos y herramientas ágiles para que se responda mejor y con más agilidad cuando los ríos se desbocan. Porque hay cosas mejorables y sobre todo hay cosas que se pueden implantar los mismos días que ocurren las desgracias o el día anterior. Si el río se va a salir se saldrá, pero si previamente se ha trabajado en ese cauce para que tengas zonas de inundación, pues mejor. Si previamente todos los entes implicados se comunican unos con otros en tiempo real y avisan a la población de qué hacer para al menos conocer qué puede pasar con cierto margen, mejor. Si previamente conocemos el papel de los pantanos y se trabaja para que en fechas concretas prime su labor de retención, mejor. Si previamente no nos dan gato por liebre y nos hablan de dragados y limpiezas como una panacea cuando miles de geólogos y expertos lo desaconsejan por medio mundo, mejor. Y así mil cosas, ya que estos episodios cada vez son más recurrentes. ¿Qué luego no se sale el río en 10 años? Aún más contentos todos. Lo que no puede ser es echar la culpa siempre al clima.