laro, a fin de cuentas uno es un panoli. Y como yo, supongo que ustedes en su gran mayoría comparten esa acepción. Panoli desde el punto de vista del currito que cree que hay una cierta jerarquía, una ética en las relaciones personales, una manera de ser y estar y que lo rocambolesco y lo malo y lo feo y hasta lo desagradable para uno mismo es salirse de ahí y andar por otros caminos. Los panolis, por ejemplo, si fuésemos jugadores de fútbol, por muy buenos que fuésemos, no sé, no andaríamos negociando millonadas con los presidentes de las federaciones de fútbol o con nadie para que determinado torneo se juegue aquí o se juegue allá. Los panolis a lo sumo igual hubiésemos montado una empresa, vale -aunque tampoco- y que esa empresa hiciese cosas no relacionadas con nuestra actividad principal, sino con otras, porque queda feo ser el que compra la nata y el azúcar, el que hace el pastel, el que lo transporta y el que lo vende. Queda horrible. Que una entidad como toda una señora Federación de Fútbol ande en negocios con un jugador concreto igual es legal, pero al menos a mí -panoli, ya digo, del siglo XIII o antes- pues le descuadra, de la misma manera que le descuadra que un central internacional sea el que vaya casi decidiendo qué millones se llevan unos y otros. No sé, el deporte profesional hace mucho que es un negocio y en la NBA hace mucho que el negocio es enorme, pero todavía existen unas jerarquías organizativas y unos entes que negocian sedes, televisiones, etc, y no hay un jugador -ni siquiera Jordan en su día- que va metiéndose por medio con su empresa para mover el All Star a un sitio u otro o jugando varios papeles en una competición. A mí me cae bien Piqué. Y defiendo que tenga la empresa que le dé la gana. Lo que me parece poco ético es que esa empresa y por tanto él se crucen en asuntos en los que él y su equipo -y sus rivales- participan. Me resulta repugnante.